key: cord-0990817-g3z8bnta authors: Lorente-Acosta, Miguel title: SOCIEDAD, COVID-19 Y VIOLENCIA DE GÉNERO date: 2021-04-17 journal: nan DOI: 10.1016/j.reml.2021.04.001 sha: 1546a3e7451920a553ca89f70ea19241fc43055d doc_id: 990817 cord_uid: g3z8bnta nan Miguel Lorente-Acosta Departamento de Medicina Legal, Universidad de Granada, Granada, España mlorente@ugr.es Sr. Editor: La pandemia generada por la COVID-19 es un problema social mundial, pero el impacto en cada sociedad atendiendo a su organización, estructura, instituciones y políticas varía de forma significativa. La violencia de género, tal y como se recoge en el artículo, "Violencia de género en tiempos de pandemia y confinamiento" (1) , es una violencia estructural definida por los elementos socioculturales que llevan a que el 73-78% permanezca invisible sin denunciar, que se minimice el nombre de diferentes justificaciones, y a que se adopte una actitud distante y pasiva reflejada en la falta de una mayor implicación directa de las familias, hasta el punto de que solo el 0,57% de las denuncias son interpuestas por familiares, pero también en una respuesta profesional insuficiente, como refleja el dato de que los partes de lesiones representen el 9,6% de las denuncias. Estos elementos estructurales actuarán con diferente protagonismo sobre los distintos factores que influyen en el desarrollo de la violencia de género. El componente estructural hace que el problema de esta violencia sea consecuencia de una situación sociocultural amplia que influye en la percepción de su significado, en el desarrollo legislativo para abordarla sobre sus características específicas, no como una violencia interpersonal más, en la respuesta institucional ante los casos, en la actitud de los entornos y familias, y en la propia conducta de las mujeres que la sufren bajo esa idea de normalidad que la integra como parte de las relaciones de pareja según el marco cultural. Esta situación, como se aprecia, responde a un marco global consecuencia de los elementos estructurales de la violencia de género, que ahora se han visto potenciados y agravados por la pandemia de la COVID-19. Por eso, siempre es positivo enfatizar cómo esa construcción social y cultural influye en las familias y en las propias víctimas, tal y como se recoge en la "carta al editor" "La otra cara de la COVID-19: la violencia de género" (2), pero no como hechos aislados hasta el punto de destacar la "mentalidad femenina" o la "actitud de las familias" como factores independientes o alejados de la construcción sociocultural, porque al hacerlo se pierde el marco común que da significado a esta violencia, proporciona motivaciones para ser usada por quien lo decida y define sus objetivos. Y por esa misma razón, tampoco se debe confundir la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres con sus motivaciones, objetivos y elementos específicos del contexto social, con otras violencias que comparten el escenario y el resultado, como es la violencia que ejercen las mujeres sobre los hombres en las relaciones de pareja, la cual debe ser abordada y sancionada con la misma rotundidad, pero sin integrarla dentro de una misma realidad criminal puesto que los factores socio-culturales alrededor de una y otra son diferentes. Sería como definir dentro de la violencia racista que sufren determinados grupos de población por sus características étnicas, la violencia que pueda ejercer algún miembro de ese grupo étnico. Violencia de género en tiempos de pandemia y confinamiento Emilio Augusto Rosario Pacahuala y Aldo Rafael Medina Gamero La otra cara de la COVID-19: la violencia de género