key: cord-0892238-zsegh330 authors: Eiros Bouza, J.M.a; Bachiller Luque, M.aR.; Ortiz de Lejarazu, R. title: Ribovirus emergentes implicados en las gastroenteritis date: 2001-12-31 journal: Anales de Pediatría DOI: 10.1016/s1695-4033(01)78666-3 sha: 6601b734a23e84e2ec731ad558800d927fc5b848 doc_id: 892238 cord_uid: zsegh330 Los virus se sitúan en un lugar preferente entre los agentes causales de diarrea aguda, en particular en la infancia. En este contexto el papel de los astrovirus, coronavirus, torovirus y picobirnavirus es emergente. Los astrovirus se han detectado en las heces entre el 1,2 y el 20 % de niños con diarrea que requieren atención médica en una gran variedad de localizaciones geográficas. Se han descrito brotes epidémicos en escuelas, guarderías y salas pediátricas, y son más frecuentes entre niños de menos de 3 años. En climas templados se ha demostrado una mayor incidencia invernal, y en climas tropicales ésta es similar en todo el año, siendo su transmisión preferente por vía orofecal. Se han reconocido siete serotipos de astrovirus humanos, de los cuales el más común es el uno. Los viriones pueden eliminarse durante amplios períodos y detectarse mediante microscopia electrónica. En estudios epidemiológicos se emplean técnicas de enzimoinmunoanálisis para detectar el antígeno común de grupo y se han desarrollado también técnicas basadas en la detección de ácidos nucleicos mediante hibridación y amplificación (reacción en cadena de la polimerasa). Los coronavirus entéricos se han asociado con frecuencia con enfermedad gastrointestinal en recién nacidos y niños menores de 12 años. El papel de los torovirus y picobirnavirus como causa de gastroenteritis es también emergente. Se necesitan estudios epidemiológicos para determinar su verdadera frecuencia en la comunidad, identificar sus mecanismos de transmisión y explicar la fisiopatología de los cuadros provocados por estos agentes. Viral agents are one of the main causes of acute diarrhea, particularly in infants and young children. Astrovirus, coronavirus, torovirus, and picobirnavirus are increasingly being identified as causative agents of gastroenteritis. Astroviruses have been detected in the stools of between 1.2 % and 20 % of children with diarrhea requiring medical care in a variety of geographical areas. Outbreaks have been described in schools, day care settings and pediatric wards. Children younger than 3 years old are the most frequently affected. In temperate climates incidence is greater in winter whereas in tropical areas infection occurs throughout the year. Transmission is mainly through the fecal-oral route. At least seven serotypes of human astroviruses have been recognized and serotype 1 is more common than the other serotypes. Astroviruses are often shed in stools during long periods and can be detected by electron microscopy. An enzyme-immunoassay technique that detects the astrovirus group antigen has been widely used in epidemiological studies. Nucleic acid hybridization and polymerase chain reaction-based techniques have also been used. Enteric coronaviruses have most frequently been associated with gastrointestinal disease in neonates and children younger than 12 years old. The role of toroviruses and picobirnaviruses as causative agents of gastroenteritis is still emerging. Further epidemiological studies to determine the frequency of these viruses in the community and to identify their mechanisms of transmission are needed, as are further studies to elucidate the pathophysiology of diseases due to these agents. Viral agents are one of the main causes of acute diarrhea, particularly in infants and young children. Astrovi-rus, coronavirus, torovirus, and picobirnavirus are increasingly being identified as causative agents of gastroenteritis. Astroviruses have been detected in the stools of between 1.2 % and 20 % of children with diarrhea requiring medical care in a variety of geographical areas. Outbreaks have been described in schools, day care settings and pediatric wards. Children younger than 3 years old are the most frequently affected. In temperate climates incidence is greater in winter whereas in tropical areas infection occurs throughout the year. Transmission is mainly through the fecal-oral route. At least seven serotypes of human astroviruses have been recognized and serotype 1 is more common than the other serotypes. Astroviruses are often shed in stools during long periods and can be detected by electron microscopy. An enzyme-immunoassay technique that detects the astrovirus group antigen has been widely used in epidemiological studies. Nucleic acid hybridization and polymerase chain reaction-based techniques have also been used. Enteric coronaviruses have most frequently been associated with gastrointestinal disease in neonates and children younger than 12 years old. The role of toroviruses and picobirnaviruses as causative agents of gastroenteritis is still emerging. Further epidemiological studies to determine the frequency of these viruses in the community and to identify their mechanisms of transmission are needed, as are further studies to elucidate the pathophysiology of diseases due to these agents. El papel que desempeñan los nuevos ribovirus como agentes causales de gastroenteritis en la infancia está fuera de toda duda [1] [2] [3] . De la magnitud de las consecuencias de esta focalidad infecciosa puede dar una idea el hecho de que de manera reiterada se señala en diversos fo-ros la gran morbilidad y la elevada mortalidad que la diarrea aguda ocasiona en niños menores de 5 años 4 . El protagonismo que ejercen en su etiología nuevos virus de ácido ribonucleico (ARN) se ha visto impulsado por los esfuerzos técnicos en el diagnóstico virológico de muchos cuadros que permanecían sin clasificar. A la vez que se ha potenciado el conocimiento de su estructura y su genoma, se ha progresado en una mejor comprensión de los mecanismos patogénicos. Todo ello conducirá además al desarrollo de nuevos antivíricos capaces de inhibir su replicación y, de manera primordial, llevará a configurar los componentes que integren las potenciales vacunas frente a éstos. En el presente trabajo se excluyen deliberadamente los calicivirus, cuya novedosa actualidad se ha revisado recientemente en un foro monográfico 5 , y los ya clásicos rotavirus y adenovirus, objeto de atención por nuestro grupo con anterioridad [6] [7] [8] . Nuestra reflexión abarca, con un esquema convencional, aspectos relativos a la estructura, acción patógena, posibilidades diagnósticas y epidemiología de astrovirus, coronavirus, torovirus y picobirnavirus. De manera preliminar en la tabla 1 se exponen aquellos virus primariamente asociados a cuadros de gastroenteritis en la infancia, indicando sus propiedades estructurales básicas. Los astrovirus constituyen un género incluido en la nueva familia de virus Astroviridae 9 . Se han relacionado como una importante causa de gastroenteritis, siendo según Bass 10 la segunda causa, después de los rotavirus, de gastroenteritis víricas en niños pequeños, con una elevada incidencia tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo. Junto con los calicivirus son probablemente responsables de la mayor parte de las gastroenteritis que hasta hace poco se clasificaban como de etiología desconocida 11 . Desde el punto de vista estructural son virus pequeños de 28-30 nm de diámetro, desprovistos de membrana de envoltura, con cápside de simetría icosaédrica y un genoma compuesto por ARN monocatenario de polaridad positiva. La morfología de los viriones, observados mediante microscopia electrónica les otorga una apariencia similar a una estrella de 5 o 6 puntas, lo cual da origen a su nombre 9,12 , con un centro electrodenso y múltiples áreas triangulares electrolúcidas en su superficie, delimitadas por bordes lisos. La adaptación de las partículas víricas a cultivos celulares permite además la visualización de unas proyecciones puntiagudas en los vértices a modo de espículas 13 . El análisis de su secuencia genómica ha permitido identificar en el ARN monocatenario tres fragmentos de lectura abierta (open reading frames, ORF), que codifican tanto para proteínas con actividad funcional, tales como la proteasa (codificada por el ORF-1) y la polimerasa (co-dificada por el ORF-1b) como para proteínas con actividad estructural 14 . Entre estas últimas se incluyen las proteínas de la cápside 15 , codificadas por una región del genoma altamente conservada, el fragmento ORF-2. Entre los diferentes aislados humanos se observa una diferencia en cuanto al número de proteínas estructurales [16] [17] [18] , que varían en función de los distintos serotipos (a los que nos referiremos más adelante). Este hecho refleja las diferencias existentes en el procesamiento del precursor del cápside. En este terreno el dinamismo de los grupos de investigación básica realiza contribuciones relevantes desde perspectivas muy variadas. Los estudios relativos a la dinámica de replicación intracelular de estos virus se han visto impulsados por la consecución llevada a cabo por Geigenmuller et al 19 de un clon infectivo de ADN complementario y de sus correspondientes transcritos de ARN. A éstas se añaden las recientes aportaciones realizadas por el Departamento de Pediatría de la Universidad de Stanford 20 , en el que se ha podido caracterizar el proceso proteolítico de la formación del cápside. Estas líneas de trabajo además de aportar luz al conocimiento de la patogenia de la enfermedad diarreica originada por los astrovirus, contribuyen a identificar aquellas proteínas que por su función relevante y su mantenida repetividad entre cepas sean óptimos candidatos a incorporar a las vacunas. En la actualidad la patogenia de la gastroenteritis producida por los astrovirus no se ha establecido definitivamente. Buena parte de los conocimientos relativos a la misma derivan de estudios desarrollados en modelos animales, en los que son hallazgos constantes la atrofia de las papilas intestinales y la existencia de infiltrados inflamatorios en la lámina propia, lo cual desencadena una modificación de la actividad de las disacaridasas y de manera concomitante una diarrea osmótica 21, 22 . Desde el punto de vista clínico los datos aportados por distintas series [23] [24] [25] [26] [27] [28] [29] [30] , establecen el período de incubación Se pueden documentar en circunstancias específicas otros virus, fundamentalmente de la familia Herpesviridae, que no ocasionan primordialmente cuadros de gastroenteritis. mc, monocatenario; bc; bicatenario. Ribovirus emergentes implicados en las gastroenteritis A pesar de lo expuesto, la aplicación de esta última estrategia diagnóstica dista de estar disponible para su aplicación en la práctica asistencial, y deben realizarse esfuerzos en la búsqueda de procedimientos eficientes para la extracción de los ácidos nucleicos (sobre todo en muestras fecales), para establecer las condiciones ideales para la amplificación e identificación de los productos de PCR. Existen numerosas contribuciones efectuadas en los últimos 4 años, que establecen el protagonismo alcanzado por los astrovirus como agentes etiológicos de las gastroenteritis en la infancia 17, 18, [27] [28] [29] [30] [31] 41, [43] [44] [45] [46] [47] [48] . A pesar del sesgo inherente a la variabilidad observada en el diseño de éstos, resulta útil conocer una panorámica de diversas series publicadas al respecto. En la tabla 3 se recoge la información aportada por 15 series (incluida la nuestra), aparecidas en el mencionado período. Como puede observarse, las prevalencias oscilan entre el 1 y el 20 %, y si bien los métodos diagnósticos empleados son diferentes, no es menos cierto que uno de los factores que condicionan su aplicación es la dotación tecnológica en cuanto a infraestructura del grupo que establece el diagnóstico. De la información aportada tanto por estas series como por estudios similares realizados con anterioridad 24, 26 pueden extraerse algunas consideraciones de interés, tal y como se expone en la tabla 4. La enfermedad se ha documentado de manera aislada en una gran variedad de contextos, afectando fundamentalmente a niños menores de 3 años 24, 30, 31 . Se han descrito brotes epidémicos en guarderías, escuelas y salas pediátricas 24, 39, 43, 49, 50 . Se han detectado también brotes en niños sometidos a trasplantes 42 y con infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) 51 . La transmisión ocurre predominantemente por la vía orofecal 3, 9, 11 . En cuanto a las variables climáticas que acompañan a la enfermedad cabe destacar que en latitudes de clima templado se observa una mayor predilección por el invierno 33, 34, 39 . En este sentido, en nuestras antípodas se han descrito picos de incidencia invernal con periodicidad bianual, tal y como reflejan Mustafa et al 38 en un estudio realizado en niños menores de 5 años, seguidos entre los años 1995 y 1998 en Melbourne. En zonas cálidas se observa una distribución uniforme a lo largo del año 46 . Existen dos estrategias de aproximación al conocimiento de los serotipos circulantes. Por una parte, la serotipificación de los aislados víricos a partir de muestras fecales y por otra la realización de estudios de respuesta seroló-Detección genómica: hibridación y amplificación mediante reacción en cadena de la polimerasa. Detección de antígenos: enzimoinmunoanálisis (EIA). gica en suero de personas que han estado en contacto con astrovirus. Hasta el momento actual se distinguen al menos la existencia de siete serotipos de astrovirus humanos 35, 36, 52, 53 , cuya notación se efectúa con el acrónimo HastV seguido de un guión y un número arábigo del 1 al 7. Recientemente se ha comunicado la aparición de un octavo serotipo con una prevalencia pequeña 38 . Su diferenciación puede establecerse analizando los aislados a través de técnicas de neutralización en placa, inmunofluorescencia o enzimoinmunoanálisis 16, 31, 35, 54 . Cuando se efectúa un diagnóstico directo consistente en la detección de antígenos estructurales puede observarse la existencia de reactividad cruzada entre serotipos, debido a la presencia de un antígeno común de grupo. La distribución de los serotipos es universal, si bien existe una preponderancia bastante generalizada del serotipo 1 28, 29, 35, 45, 53 . Los estudios pioneros en seroprevalencia se efectuaron en el Reino Unido a finales de la década de los años setenta, y mostraron que el 75 % de los niños a la edad de 3 a 4 años eran ya seropositivos frente a astrovirus 55 . Los hallazgos posteriores han confirmado esta realidad de la aparición de una respuesta serológica precoz en niños de todo el mundo en edades muy tempranas 35, 39, 56 . Una de las contribuciones más rigurosas al estudio de la seroepidemiología de los astrovirus ha sido la realizada por Mitchell et al 57 , quienes establecieron un sistema de monitorización secuencial de los anticuerpos antiastrovirus en 393 niños ingresados por problemas no infecciosos en un hospital de Virginia a lo largo de 3 años consecutivos. Emplearon un EIA capaz de detectar anticuerpos frente a los diferentes antígenos de cápside (expresados en baculovirus) y encontraron que en el intervalo edad de 6 a 9 años el 94 % de los niños tenían anticuerpos frente al HastV-1. El mismo grupo efectuó la secuenciación del genoma de viriones de niños con diarrea residentes en una zona y concluyeron que el HastV-1 era el principal responsable de los brotes epidémicos de astrovirus, seguido por el HastV-2 18 . Los estudios seroepidemiológicos de Koopmans et al 35 en Holanda, han aportado luz al conocimiento de la coexistencia de anticuerpos frente a diversos serotipos, lo cual aboga por la múltiple coinfección en un mismo individuo. Finalmente, es interesante conocer que el análisis comparativo de la secuencia de un mismo serotipo revela divergencia a lo largo del tiempo, tal y como establecieron Palombo et al 17 para el HastV-1 en un período de 15 años, al cifrar su variabilidad del 7 %. Ello apunta sin duda a la necesidad de implementar técnicas de diagnóstico virológico molecular aplicables a la asistencia clínica. De entre el resto de los ribovirus emergentes, aquellos que se implicaron de una manera más precoz en el tiempo como agentes causales de gastroenteritis infanti-les son los coronavirus 10 . Éstos se incluyen en la familia Coronaviridae y los viriones poseen un tamaño medio (entre 60 y 220 nm), estando provistos de una membrana de envoltura con proyecciones, lo cual les confiere un aspecto de "corona". Su nucleocápside posee simetría helicoidal y alberga un ARN monocatenario de polaridad positiva 58 . La información relevante disponible relativa a su papel como agentes causales de diarrea en la infancia es mucho menos escasa y concluyente, en cuanto a su relación etiológica con la misma [59] [60] [61] [62] , que lo comentado para los astrovirus. Si bien los estudios relativos a modelos animales son relevantes y en nuestro país existen grupos de excelencia que han contribuido a esclarecer aspectos básicos merced a la recombinación de genes responsables de codificación de proteínas que determinan tropismo celular 63 y desarrollo de vectores para la consecución de vacunas 64 . Desde el punto de vista patogénico se han descrito diferentes receptores celulares para los viriones, entre los que destacan la aminopeptidasa N 65 y diversas moléculas de la superficie celular tales como los antígenos de clase I del complejo de histocompatibilidad (HLA) 66 . Si bien los coronavirus se describieron inicialmente como patógenos respiratorios, enseguida se documentaron viriones en heces mediante microscopia electrónica 60, 67 . Las características clínicas de los cuadros acompañantes se asemejan en gran medida a las establecidas para los rotavirus, si bien en el caso de los coronavirus algunos autores 68 , describen como matices diferenciales que estos últimos originan diarrea menos acuosa, pero con presencia de más moco y sangre en heces. Este último hallazgo había sido avanzado en algunos trabajos que describían epidemias de enterocolitis necrosante en unidades de recién nacidos y lactantes 59, 60 . No faltan, no obstante, aportaciones que comunican su eliminación de manera asintomática en niños que habitan en zonas cálidas 69 . Los estudios epidemiológicos que han concedido un protagonismo inequívoco a los coronavirus como agentes etiológicos de diarrea establecen su preponderancia en edades precoces de la vida 59, 60 . Hasta donde se conoce una de las contribuciones más amplias en este campo ha sido la efectuada por Payne et al 67 , quienes realizaron un estudio de 8 años en 862 muestras fecales de niños con gastroenteritis y lograron además establecer una preferencia estacional de estos cuadros por los meses fríos del año. En última instancia, por lo que hace referencia a su diagnóstico virológico, además de su visualización por microscopia electrónica 60, 67 , algunas cepas se han logrado propagar en cultivos de células intestinales y a partir de ellos se han adaptado a líneas celulares de otras especies animales 70 . Este hecho ha facilitado la replicación de viriones y la posterior separación de sus componentes estructurales en geles de poliacrilamida, permitiendo la identificación y caracterización de antígenos específicos 71 . Sería deseable el desarrollo (al igual que se comentó para astrovirus) de métodos de diagnóstico rápido basados en la detección mediante tecnología convencional (EIA, aglutinación con látex) de estos antígenos en heces. Finalmente, cabe apuntar que se han desarrollado métodos de detección genómica, aplicables más al ámbito de la investigación que al de la asistencia clínica 72, 73 . Al igual que los coronavirus, los torovirus constituyen un género independiente, pero también dentro de la familia Coronaviridae 74 . Desde el punto de vista estructural son virus con un tamaño de 100-140 nm de diámetro, provistos de membrana de envoltura, con una nucleocápside de simetría helicoidal que alberga en su genoma ARN monocatenario de polaridad positiva 75 . Si bien su visualización mediante microscopia electrónica se remonta a 1984 76 , su papel como agentes causales de gastroenteritis es todavía emergente [77] [78] [79] . Una aportación sólida a su conocimiento ha sido la realizada por el grupo del Pediatric Hospital de Toronto 80 , cuya lectura parece obligada para cuantos profesionales están interesados en el tema. Estos autores estudiaron casi 3.000 muestras fecales de niños hospitalizados entre 1993 y 1995, con un doble objetivo. Por una parte, describir la presencia de torovirus en pacientes con síntomas gastrointestinales y, por otra, abordar su diagnóstico virológico, la respuesta serológica frente a los mismos y la evolución clínica de la infección. Entre sus hallazgos cabe destacar que en comparación con otros agentes, la diarrea por torovirus se acompaña de menos vómitos y origina con mayor frecuencia heces sanguinolentas. Se asocia también a una adquisición nosocomial y afecta en mayor proporción a pacientes inmunodeprimidos. La microscopia electrónica se ha mantenido como un buen método para detectar la presencia de torovirus en heces 79 , y aunque la incorporación de procedimientos de inmunomarcado ha mejorado su sensibilidad 81 , su aplicación en la práctica habitual dista de ser una realidad en nuestro contexto asistencial. Por ello, la tecnología diagnóstica deseable para su aplicación eficiente a la práctica clínica sería la basada en técnicas de detección de antígenos. En este sentido, Koopmans et al 82 han evaluado con buenos resultados la aplicación de un EIA capaz de documentar antígenos de torovirus en niños afectados tanto por diarrea aguda como por cuadros persistentes. En última instancia, y al igual que lo comentado en los casos anteriores las técnicas de amplificación genómica y de secuenciación posibilitan, a nivel básico, el estudio y caracterización de los diferentes aislados humanos 81 , lo cual redundará sin duda en un beneficio claro, gracias al impulso que confieren tanto a la optimización de métodos diagnósticos como a la potencial consecución de vacunas 83 . Aún a pesar de que su posición taxonómica no está definitivamente establecida 4 , desde el punto de vista estructural los picobirnavirus son pequeños virus desnudos, con un tamaño de 30-40 nm y un cápside de simetría icosaédrica. Su genoma está constituido por 2 o 3 segmentos de ARN bicatenario. La aportación pionera en cuanto a su observación fue realizada por Pereira et al 84 , de una manera "accidental" al interpretar geles de poliacrilamida para buscar rotavirus. A partir de entonces se han encontrado en una gran variedad de especies animales 85 y tanto en niños como en adultos con diarrea, incluyendo pacientes inmunodeprimidos [86] [87] [88] [89] . Entre las contribuciones con un amplio número de individuos analizados está la del grupo de la Universidad de Palermo 90 , quienes describieron tras un estudio de 690 muestras fecales de niños con diarrea el hallazgo en 3 casos de bandas compatibles con infección por picobirnavirus (prevalencia de 0,43 %), no documentando su presencia en el grupo control. La prevalencia más elevada descrita en la bibliografía (14,6 %) ha sido la publicada por Giordano et al 87 en Argentina, al estudiar pacientes adultos con infección por VIH y diarrea. No obstante, existen contribuciones muy recientes 51 que aun incorporando su búsqueda activa mediante electroforesis en gel de poliacrilamida, también en niños con infección por VIH, no logran demostrar el hallazgo de picobirnavirus y sí de otros agentes. Los retos que tiene planteados su diagnóstico virológico eficiente consisten en una puesta a punto de las técnicas de detección antigénica y de manera obligada y primordial por una profundización en su papel patogénico. 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Virologic features of an antrovirus diarrhea outbreak in a day care center revealed by reverse transcriptase-polymerase chain reaction Six-year retrospective surveillance of gastroenteritis viruses identified at ten electron microscopy centres in the United States and Canada Electro microscopic reporting of gastrointestinal viruses in the United Kingdom, 1985-1987 Age-stratified seroprevalence of neutralizing antibodies to astrovirus types 1 to 7 in humans in The Netherlands Antigenic characterization of cell-cultivated astrovirus serotypes ans development of astrovirus-specific monoclonal antibodies Growth and characterisation of human faecal astrovirus in a continuous cell line Epidemiology of astrovirus in young children hospitalizad with acute gastroenteritis in Melbourne, Australia, over a period of four consecutive years The changing epidemiology of astrovirus-associated gastroenteritis: a review Diagnosis of astrovirus gastroenteritis by antigen detection with monoclonal antibodies Ribovirus emergentes implicados en las gastroenteritis Prevalence of astrovirus infection among Chilean children with acute gastroenteritis Population-based prevalence of symptomatic and asymptomatic astrovirus infection in rural mayan infants Prevalence of group A rotavirus, human calicivirus, astrovirus, and adenovirus type 40 and 41 infections among children with acute gastroenteritis in Dijon, France Diagnosis of Astrovirus associated gastroenteritis in children. Presentado en el Europaediatrics 2000. The UNEPSA and CESP European Congress of Paediatrics, 18-21 de marzo Astrovirus-associated epidemic gastroenteritis in Japan Astroviruses as a cause of nosocomial outbreaks of infant diarrhea Enteric virus infections and diarrhea in healthy and human immunodeficiency virus-infected children Prevalence of human astrovirus serotypes in the Oxford region 1976-1992, with evidence for two new serotypes Typing of human astroviruses from clinical isolates by enzyme immunoassay and nucleotide sequencing Plaque cuantitation and virus neutralization assays for human astroviruses Astrovirus gastroenteritis age distribution of antibody Seroprevalence of astrovirus types 1 and 6 in London, determined using recombinant virus antigen s. Principles and practice of infectious diseases Association of coronavirus infection with neonatal necroziting enterocolitis Pleomorphic, enveloped, virus-like particles associated with gastrointestinal illness in neonates Human enteric coronaviruses: antigenic relatedness to human coronavirus OC43 and possible etiologic role in viral gastroenteritis Rotavirus ans coronavirus outbreak: etiology of annual diarrhea in Costa Rican children Targeted recombination demonstrates that the spike gene of trnasmissible gastroenteritis coronaviru is a determinant of its enteric tropism and virulence Engineering the laargest RNA virus genome as an infectious bacterial artificial chromosome Virus-receptor interactions in the enteric tract. Virus-receptor interactions HLA class I antigen serves as a receptor for human coronavirus OC43 An eight-year study of the viral agents of acute gastroenteritis in humans: ultrastructural observations and seasonal distribution with a major emphasis on coronavirus-like particles Coronaviruslike particles in human gastrointestinal disease. Epidemiologic, clinical, and laboratory observations Coronavirus-like particles and other agents in the faeces of children in Efate, Vanuatu Adaptation of human enteric coronavirus to growth in cell lines Coronavirus envelope assembly in sensitive to changes in the terminal regions of the viral M protein DNA probe for the human coronavirus OC43 also detects neonatal calf diarrhea coronavirus (NCDCV) Characterisation of a recent virulent transmissible gastroenteritis virus from Britain with a deleted ORF 3a Genus Torovirus assigned to the Coronaviridae Molecular evolution of corona-and toroviruses Du Pasquier P. An enveloped virus in stools of children and adults with gastroenteritis that resembles the Breda virus of calves Diagnosis of torovirus infection Enzyme-linked immunosorbent assay reactivity of torovirus-like particles in fecal specimens from humans wuth diarrhea Electronmicroscopic evidence of totovirus like particles in children with diarrhoea Human torovirus: a new nosocomial gastrointestinal pathogen Characterizarion of torovirus from human fecal specimens Association of torovirus with acute and persistent diarrhea in children Toroviruses: replication, evolution and comparison with other members of the coronavirus-like superfamily Novel viruses in human faeces Picobirnavirus, a novel group of undescribed viruses of mammals and birds: a minireview Enteric viruses and diarrhea in HIV-infected patients. Enteric oportunistic Infectoins Working Group Diarrhea and enteric emerging viruses in HIV-infected patients Prevalence of enteric viruses in human immunodeficiency virus seropositive patients in Venezuela Detection and characterization of bisegmented double-stranded RNA viruses (picobirnaviruses in human faecal specimens) Identification of picobirnavirus from faeces of Italian children suffering from acute diarrhea