key: cord-0833265-w8cife03 authors: nan title: La covid-19 y el lenguaje médico date: 2020-09-23 journal: Rev Esp Cardiol DOI: 10.1016/j.recesp.2020.06.021 sha: 82dd7bae158ba2d6f8d763f2b559cae0c4097197 doc_id: 833265 cord_uid: w8cife03 nan La covid-19 y el lenguaje mé dico El 11 de marzo de 2020 -demasiado tarde en opinió n de algunos-, con 118 000 casos notificados en 114 países, la Organizació n Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente la pandemia de covid-19. Exactamente tres meses despué s, el 11 de junio de 2020, y con la pandemia aú n activa, las cifras oficiales se elevaban ya a siete millones y medio de casos confirmados y má s de 420 000 muertes, que se dice pronto. Tres meses habían bastado para que un diminuto coronavirus desencadenara la mayor crisis sanitaria, econó mica y social del siglo XXI, que ha cambiado nuestro mundo en mú ltiples aspectos. Tambié n, claro está , en lo tocante al lenguaje mé dico. No sorprende que así haya sido si tenemos en cuenta que, durante tres meses, todos -mé dicos y sanitarios, desde luego, pero tambié n la població n general-prá cticamente no charlamos, leímos ni escribimos de otra cosa que no fuera la covid-19 y su coronavirus causal. 1. LA MEDICINA, NOTICIA DE PRIMERA PLANA En condiciones normales, solo muy de vez en cuando alguna noticia mé dica o científica de gran calado consigue abrirse un hueco en los medios de comunicació n, por lo general dominados por la informació n política, econó mica, deportiva o de cotilleos; y no suele mantenerse en el centro de la atenció n mediá tica mucho má s allá de un par de días o, a lo sumo, un par de semanas. En esta ocasió n -y por primera hasta donde yo recuerdo-, la medicina, la virología, la epidemiología fueron día tras día, durante tres meses, portada en todos los diarios de la prensa seria; abrieron todos los noticieros de la radio y la televisió n; fueron con mucho lo má s buscado tanto en Google como en la Wikipedia, y lo má s tecleado, leído y viralizado en Twitter y otras redes sociales. En una situació n así, de bombardeo informativo y mediá tico constante sobre todas las facetas de la pandemia, la població n general ha sentido como nunca la necesidad de conocer y manejar con soltura nuevos vocablos específicos para poder comprender y debatir la informació n cotidiana. Si, en un mes normal, la Real Academia Española (RAE) suele recibir unos treinta o cuarenta millones de consultas a su diccionario en línea, el pasado mes de abril marcó un ré cord histó rico: má s de cien millones de consultas a travé s de Internet. Claramente, había ansia de saber. ? Saber qué , exactamente? Acudo al «Registro de consultas» de la RAE, extraigo la lista de palabras má s buscadas en los meses de marzo, abril y mayo, y espigo medio centenar de té rminos estrechamente vinculados, de un modo u otro, a la covid-19: afectar, aná lisis, asepsia, asintomá tico, barbijo, cepa, confinamiento (y confinar), contagiar (y contagio), cuarentena, cuidar, diezmar, disnea, distanciamiento, empírico, endemia (y endé mico), enfermedad, epidemia (y epidé mico), exacerbar, febrícula, fó mite, hipocondría, hisopo, infectar, infestar, inocuo, intubar, letargo, mascarilla, medicar, mé dico, morbilidad, morgue, neumonía, pandemia (y pandé mico), prevalencia, remitir, resiliencia, salud, triaje, viró logo, virus, vulnerable. Tambié n tecnicismos, neologismos, localismos y extranjerismos no incluidos -? aú n?-en el diccionario de la RAE, como apanicar, covid, cuarentenar, cubrebocas, desconfinamiento, desescalada, disforia, encuarentar, EPI, infodemia, nasobuco, odinofagia, rinorrea, sanitizar, seroprevalencia, tamizaje, virucida. . . ! y coronavirus! ! ? Coronavirus?! Esta laguna -que persiste en septiembre de 2020-en el diccionario de referencia para nuestra lengua a nivel mundial es, francamente, difícil de entender en la era de la lexicografía electró nica. Habrá quien argumente que siete meses son pocos para que una institució n tan compleja como la RAE pueda incorporar una nueva voz a su diccionario. Pero es que el té rmino 'coronavirus' no nació el pasado febrero; acuñado en 1965, lleva con nosotros má s de medio siglo, y fue ya noticia de portada en todo el mundo con la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave de 2002, y nuevamente con la epidemia de síndrome respiratorio de Oriente Medio de 2012. Figú rense si el té rmino sería ya conocido que, en el trigé simo sé ptimo á lbum de la serie historietística occidental má s vendida del mundo, publicado en 2017, Asté rix y Obé lix compiten en la gran carrera transitá lica de cuadrigas contra un misterioso personaje enmascarado apodado precisamente Coronavirus. En los viejos tiempos del papel, cada nueva edició n de un gran diccionario podía tardar lustros; hoy, transformados los diccionarios en bases de datos consultables en línea, la enmienda de cualquier entrada ya existente o la incorporació n de una entrada nueva puede resolverse en cuestió n de minutos. El pasado 11 de febrero, la OMS acuñ ó el té rmino coronavirus disease 2019, y el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus hizo lo propio con severe acute respiratory syndrome coronavirus 2; tan solo dos días despué s, ambos aparecían ya comentados con detalle en mi Diccionario de dudas y dificultades de traducción del ingle´s me´dico 1 . En este á mbito de la terminología especializada, la respuesta institucional dejó tambié n mucho que desear. El 28 de mayo, doblado ya desde hacía un mes el pico de la pandemia, se presentó en Madrid la plataforma de terminología científico-té cnica Enclave de ciencia 2 , impulsada por la RAE y la Fundació n Españ ola para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt). Mientras escribo estas líneas (15 de junio), busco «covid» en los corpus de Enclave de ciencia y la plataforma no me devuelve ni una sola coincidencia. Quiere eso decir que su mó dulo de corpus (integrado por el subcorpus científico-té cnico del Corpus del español del siglo XXI de la RAE, el corpus de materiales de la Fecyt y un pequeñ o corpus de noticias de la Agencia SINC) contiene 122 millones de palabras, pero ni un solo texto sobre covid-19. Compá rese con una iniciativa estadounidense privada como el Coronavirus Corpus 3 de la Universidad Brigham Young, subido a la red a principios de mayo y que en agosto sumaba ya la friolera de 600 millones de palabras... ! solo sobre la covid-19! Y no hace falta ir a los Estados Unidos para dar con valiosas iniciativas privadas, tambié n en españ ol. El 30 de abril, la Asociació n Internacional de Traductores de Medicina y Ciencias Afines (Tremé dica), en colaboració n con la plataforma Cosnautas de recursos para la traducció n mé dica, subió a Internet un Glosario de covid-19 (inglé s-españ ol) 4 de consulta gratuita y con cerca de 5000 té rminos. En é l, tecnicismos científicos y mé dicos de cualquier rama o especialidad, ordenados de la A a la Z (o, má s bien, de aAPC vaccine, Abbott RealTIme SARS-CoV-2, absolute ethanol, acalabrutinib y accessory proteins... a Zepatier, zero patient, zinc ionophore, zingerol y zoonotic virus); pero tambié n voces de economía (corona bonds, debt refinancing, e-commerce, economic slumber, essential workers, grocery store, gross domestic product, retail market, stock market crash), de sociología (big applause, cocooning, de-escalation, econsultation, elbow tap, F2F meeting, homeschooling, infodemic, sinophobia, social distancing, working from home), de la lengua coloquial (cabin fever, caremongering, corona-snitch, covidiot, Dracula sneeze, Miss Rona, moronavirus, stay home, tested pozzy, Wuhan shake). De la lengua coloquial, sí, porque el virus de la covid-19 ha traído consigo toda una neocoronalengua que es, bá sicamente, de acuñ ació n popular. Existen té rminos especializados nacidos con la pandemia, como los ya comentados covid-19 y SARS-CoV-2, nacidos el pasado 11 de febrero. O el neologismo acuñ ado por la OMS a raíz de una alarmante situació n: la infoxicació n cró nica que arrastramos desde hace medio siglo, unida -ante la situació n de alarma mundial-al consumo compulsivo de informació n procedente de las fuentes má s diversas y a la proliferació n de noticias equívocas, erró neas, tendenciosas, contradictorias o maliciosas, formaron una mezcla explosiva que hizo de la població n mundial en tiempos de covid-19 un colectivo humano igual de desinformado que siempre, si no má s desinformado, perplejo y desorientado que nunca. Para dar nombre a este fenó meno, la propia OMS acuñ ó en inglé s el neologismo infodemic, rá pidamente calcado en españ ol a infodemia (por contracció n de «informació n + epidemia o pandemia»). Aunque me parece que, en nuestra lengua, mucho menos dada que el inglé s a la neología por contracció n, podríamos haberla llamado sin problemas «epidemia (o pandemia) de desinformació n», «infoxicació n epidé mica (o pandé mica)» o, en todo caso, desinfodemia o bulodemia, ? no?, puesto que el problema no es la informació n, sino la desinformació n o el exceso de bulos. La mayoría de los neologismos que nos trajo la pandemia covídica, no obstante, fueron de origen popular, humorísticos y pensados como flor de un día. Si en inglé s los hablantes de a pie dieron en llamar al SARS-CoV-2 the rona o Miss Rona (por abreviació n de corona), entre nosotros vimos nacer tambié n alias coloquiales como coronabicho, acojonavirus, cabronavirus, carallovirus, cojonavirus, confinavirus, coñ azovirus o coronito. Destaca por su productividad el prefijo corona-, usado en neologismos má s o menos jocosos como coronacrisis, coronabonos, coronacoma (econó mico), coronacompras, coronadivorcios, coronafiestas, coronapijos, coronachivatos, coronabilis, coronaplausos y coronaburrirse (prá cticamente cualquier palabra, como puede verse, fue coronable en los coronadías del estado de alarma). Quienes se coronaburrían, fueron llamados coronaburros, mientras que para otros los coronaburros (tambié n llamados covidiotas o coronajetas) fueron quienes no se tomaban en serio la pandemia y pusieron en riesgo la salud colectiva con sus irresponsabilidades (no respetar el distanciamiento social, desobedecer las ó rdenes de confinamiento, difundir noticias falsas, acaparar má s alimentos o productos de los que realmente necesitan, etcé tera). Simultá neamente, nuestras ventanas y terrazas se poblaron de balconazis o policías de balcó n, torquemadas autoproclamados que se dedicaban a insultar o acusar pú blicamente (a veces, incluso humillar, intimidar, vejar o agredir) a los coronaburros que salían a la calle o iban desenmascarillados, sí, pero tambié n a abnegados vecinos expuestos al coronavirus por motivos laborales. Los neologismos chistosos fueron incontables: desde las vinollamadas o birrallamadas para quedar por Internet a tomar una copa con los amigos hasta la generació n de cuarenté nials, coró nials o pandé mials (que para unos está formada por quienes padecimos la pandemia, mientras que para otros lo estará por quienes nazcan nueve meses despué s del confinamiento), pasando por los perreros (que sacaban a pasear al perro ocho veces al día para escapar del confinamiento), los cuñ avirus (que, de no saber una palabra de virología ni epidemiología, pasaron en cuatro días a ir dando lecciones a diestro y siniestro, cuando no a ejercer directamente de epimiedó logos o de buló cratas), las má s-carillas (que se dispararon de precio durante los primeros meses de pandemia) y la depresiva cuarempena que aquejó a tantas presonas recluidas sin poder salir de casaalgunas, muertas de panicovid-en la nueva covidianidad. Cuando el confinamiento, inicialmente decretado por dos semanas, empezó a prorrogarse una y otra vez -el estado de alarma se prolongó má s de tres meses, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio-, se convirtió en sinfinamiento precursor de la anunciada nueva anormalidad (o nueva subnormalidad). Unos aprovecharon el sinfinamiento para hacer ejercicio físico (crossfinamiento o cuarentrena); otros, para darle al alcohol (convinamiento), ya fuera en soledad o en compañía a travé s de Zoom (convidamiento por vinollamada, a veces para celebrar un zoompleañ os); otros, para el guisoteo (cocinamiento); muchos, en fin, para vaguear y practicar el sillombol; lo cual, unido a la proliferació n de repostería casera y al constante picar entre horas (con lo que el día pasaba a ser una desayualmueriendena continua), supuso para muchos un auté ntico confitamiento con varios kilos de má s. No es de extrañar que algunos propusieran rebautizar añ o dos mil vientre a este pandé mico 2020. Diccionario de dudas y dificultades de traducción del ingle´s me´dico 3 a Edición Plataforma de servicios lingü ísticos Enclave de Ciencia The Coronavirus Corpus Glosario de covid-19 (inglé s-españ ol). 2020. Disponible en la plataforma Cosnautas www.tremedica.org/area-de-socios/glosarios/glosario-de-covid-19-en-es