key: cord-0827428-d2h9zr5l authors: de Aranzabal, Maite; Fumadó, Victoria; Alegria, Iñaki; Rivera, Mercedes; Torre, Nuria; Guibert, Belen; muñoz, María José; Moraleda, Cinta; Bassat, Quique title: Covid-19 Y África: Sobreviviendo Entre La Espada Y La Pared date: 2020-08-03 journal: An Pediatr (Barc) DOI: 10.1016/j.anpedi.2020.07.007 sha: 82636fc3f493bff774ef6cbfab2d30cac5a8c5cb doc_id: 827428 cord_uid: d2h9zr5l Abstract With over 575,000 deaths and about 13.3 million cases globally, the COVID-19 pandemic has had a terrible impact globally during the 6 months since cases were first detected in China. Conscious of the many challenges presented in settings with abundance of resources and with robust health systems, where mortality has been significant and transmission difficult to control, there was a logical concern to see how the virus could impact African countries, and their fragile and weak health systems. Such an anticipated “tsunami”, with potentially devastating consequences, seems however to not have yet arrived, and African countries, albeit witnessing an increasing degree of autochthonous transmission, seem to this day relatively unaffected by the pandemic. In this article we review the current situation of the pandemic in the African continent, trying to understand the determinants of its slow progress. Título abreviado: COVID-19 y África: Sobreviviendo entre la espada y la pared Maite de Aranzabal 1,2 , Victoria Fumadó 3,4 , Iñaki Alegria 5,6,7 , Mercedes Rivera 8, 9 , Nuria Torre 10,11 , Belen Guibert 12 , María José muñoz 13 Con más de 575.000 muertes y cerca de 13.3 millones de casos a nivel global, la pandemia por COVID-19 ha causado un terrible impacto en apenas medio año de evolución desde que por primera vez fuesen detectados casos en China. Conscientes de las dificultades planteadas en entornos con sistemas de salud robustos, donde la mortalidad ha sido significativa, y la transmisión difícilmente controlable, había una lógica preocupación por ver cómo el virus podría afectar a los países africanos, donde sus frágiles sistemas de salud auguraban un impacto aún mayor. Este "tsunami" anunciado, de potenciales consecuencias devastadoras, parece sin embargo no haber llegado todavía, y los países africanos, donde ya se ha evidenciado una creciente transmisión, no están viendo el impacto en la salud de sus habitantes que muchos habían predicho. En este artículo repasamos la situación actual de la pandemia en el continente Africano, intentando entender los determinantes de su lenta progresión. With over 575,000 deaths and about 13.3 million cases globally, the COVID-19 pandemic has had a terrible impact globally during the 6 months since cases were first detected in China. Conscious of the many challenges presented in settings with abundance of resources and with robust health systems, where mortality has been significant and transmission difficult to control, there was a logical concern to see how the virus could impact African countries, and their fragile and weak health systems. Such an anticipated "tsunami", with potentially devastating consequences, seems however to not have yet arrived, and African countries, albeit witnessing an increasing degree of autochthonous transmission, seem to this day relatively unaffected by the pandemic. In this article we review the current situation of the pandemic in the African continent, trying to understand the determinants of its slow progress. Con más de 575.000 muertes y cerca de 13.3 millones de casos a nivel global 1 , la pandemia por COVID-19 ha causado un terrible impacto en apenas medio año de evolución desde que por primera vez fuesen detectados casos en China. Conscientes de las dificultades planteadas en entornos con sistemas de salud robustos, donde la mortalidad ha sido significativa, y la transmisión difícilmente controlable, había una lógica preocupación por ver cómo el virus podría afectar a los países africanos, donde sus frágiles sistemas de salud auguraban un impacto aún mayor. Este "tsunami" anunciado, de potenciales consecuencias devastadoras, parece sin embargo no haber llegado todavía, y los países africanos, donde ya se ha evidenciado una cierta transmisión, no están viendo el impacto en la salud de sus habitantes que muchos habían predicho. Objetivamente, ningún país del continente estaba preparado para afrontar la pandemia del Coronavirus que amenaza al mundo. Actualmente Sudáfrica, Egipto y en menor medida algunos países del Sahel son los más afectados de África. Sin embargo, incluso las zonas más afectadas presentan un menor número de casos y una mortalidad asociada inferior a la de Europa o América. Obviamente no podemos tratar igual a todo el continente ya que la pandemia no está afectando por el momento de manera masiva y no tiene igual impacto en Sudáfrica que en Malawi o Gambia. Tampoco es igual la respuesta de cada uno de estos países. Conscientes de no poder hablar de cada uno de los 54 países africanos, escribimos estas líneas para explorar más allá de nuestras fronteras, y desafiar a esta pandemia que nos está haciendo mirar aún más nuestro propio ombligo. África acaba de superar recientemente la barrera de los 600.000 casos, y los fallecidos por covid-7 mundiales, y un 2.3% del total de las muertes, en un continente que representa el 17% de la población del planeta. Estos números, en el contexto de un continente con más de 1.300 millones de habitantes, no han colapsado -de momento-los sistemas de salud, que siguen funcionandocon todas sus fragilidades-de manera aparentemente normal. Sin embargo, es previsible que esto no haya hecho más que empezar ya que hay una fuerte transmisión comunitaria sobre todo en la región occidental africana 2,3 . Los modelos predictivos más pesimistas anticipan que durante el primer año de trasmisión en el continente, pueden producirse hasta 220 millones de infecciones, con 37 millones de casos clínicos y más de 150.000 muertes 4 . Pero esto aún está por ver. Si estas previsiones se cumplieran, debemos ser conscientes de que "La mejor defensa contra cualquier brote es un sistema de salud fuerte", como enfatiza el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de que "la COVID-19 está revelando cuán frágiles son muchos de los sistemas y servicios de salud del mundo". Esta pandemia está amenazando los sistemas de salud en todo el mundo. El rápido aumento de la ocupación de servicios de urgencias, unidades de hospitalización y de cuidados intensivos, sobrecarga y, en ocasiones, colapsa el sistema de salud y deja exhausto al personal sanitario. Los países africanos son conocedores de su frágil sistema sanitario con alrededor de 5 camas de hospital por cada millón de personas comparado con 4.000 camas por cada millón de personas en Europa (según datos de la OMS 5 ) y sólo 2.000 respiradores funcionales en los servicios de salud pública de todo el continente 6 distribución, quedando siempre las zonas rurales y remotas todavía mucho menos cubiertas que las grandes ciudades. Además de las serias limitaciones en capacidad asistencial, existen importantes problemas de acceso a la primera línea de prevención, debido a la falta crónica de material de protección adecuado para los sanitarios y a las enormes dificultades para garantizar el mantenimiento de las medidas higiénicas en lugares donde no hay agua corriente. Lo que parece claro es que, si esta pandemia "explota" en los países africanos, sus consecuencias pueden ser aún más terribles que las observadas en los países de renta alta. Las repercusiones directas, así como las indirectas, en un sistema de salud mucho más frágil y deficitario que los de los países de renta más alta serían aún más devastadoras, y las consecuencias económicas imprevisibles. Podemos especular sobre varios factores para explicarlo: 1-La epidemia llegó más tarde, hubo más tiempo para prepararse y, sobre todo, una rápida y adecuada respuesta de los gobiernos con el toque de queda, sensibilización y limitación de la movilidad. Sin embargo, no se ha llegado a imponer el confinamiento total en países donde la población sobrevive a diario bajo el yugo de una economía de subsistencia, y dónde las medidas de confinamiento podrían desembocar en tensión social, e incluso, en hambrunas generalizadas. en aquellas áreas donde los medios diagnósticos están limitados. En los países más ricos, el infradiagnóstico ha sido y sigue siendo evidente por lo que es muy plausible que en las zonas con menos recursos este problema sea aún mayor. El acceso a PCR es más que limitado y el diagnóstico clínico es muy complicado por la sintomatología poco específica y similar a la de otras infecciones (malaria, neumonía, etc.) también endémicas. Por citar un ejemplo, el número de pruebas médicas de coronavirus realizadas por cada millón de habitantes ha sido de 27,485 en Sudáfrica o de 1319 en Egipto, comparado con 116,544 en el estado Español 14 . Reconociendo estas limitaciones, también es cierto que incluso en los países de África donde más personas se han testado, como Senegal, el índice de contagios sigue siendo menor. 7-No debemos descartar todavía, sin embargo, que haya algún factor idiosincrático o genético que pueda explicar en parte la menor expansión del virus en el continente. Sabemos que, en otras infecciones, factores genéticos (de forma similar por ejemplo a la ausencia de receptores Duffy en los reticulocitos de la mayor parte de poblaciones africanas que limita drásticamente el riesgo de contraer malaria por Plasmodium vivax en la mayor parte del continente) pueden ser determinantes en la incidencia de casos. Sin embargo, aún estamos lejos de poder demostrar si esto ocurre realmente en el caso de la COVID-19. Igualmente, también desconocemos si la altísima incidencia de otras enfermedades infecciosas, (siguiendo la hipótesis de una inmunidad cruzada en niños con catarros por otros coronavirus) puede configurar de alguna manera al sistema inmune de forma que se minimice el riesgo de la enfermedad grave por el virus SARS-CoV-2. Aunque la epidemia no explote, las disrupciones en el sistema causadas por las drásticas medidas tomadas y la disminución del apoyo internacional ya están causando importantes consecuencias en la salud y en la economía de estos países, mucho más acusadas que en nuestro país. 12 penosas para África, donde la mayoría de las personas viven en la extrema pobreza con economías de subsistencia, sin ahorros y viviendo al día. EL Banco Africano de Desarrollo (BAD) prevé una importante recesión económica en el continente, con una contracción del PIB de entre 1.7% y el 3.4% este año. Esto representaría una pérdida de 5.6 a 7.3 puntos respecto a las previsiones de crecimiento previas a la crisis del coronavirus, que eran entonces positivas. Según el BAD, este año se perderán entre 24.6 y 30 millones de empleos [21] [22] [23] . Otra consecuencia económica del coronavirus será el recorte en la ayuda internacional de la que dependen muchos sistemas de salud africanos. Incluso existe el riesgo de que los apoyos tradicionalmente destinados a la investigación de las enfermedades olvidadas (malaria, tuberculosis, dengue o chagas), claramente insuficientes incluso antes de la aparición de la COVID-19, acaben redirigiéndose hacia la investigación sobre el nuevo virus. Nadie discute la importancia de prevenir y tratar la actual pandemia, pero esto no puede hacerse a expensas de abandonar aquellas otras enfermedades que seguirán siendo causas importantes de mortalidad. La pandemia ha dado un vuelco a los sistemas de salud de occidente que ahora mismo no son capaces de responder a las necesidades inmediatas de la población. Conceptos tan olvidados en occidente como inseguridad, epidemia o recursos limitados, y que por desgracia se han mantenido siempre vigentes en África, ahora están en las agendas de todos, y son motivo de discusión prioritaria. Tanto el gobierno, los sanitarios o la población ha experimentado lo que en muchos países de baja renta es habitual y son estos mismos países los que ahora son ejemplo para gestión y organización de recursos en situaciones emergentes. Las siguientes acciones deberían ser implementadas para minimizar las repercusiones de la pandemia en África: -Es fundamental en este momento una respuesta global a un mal verdaderamente global. Es importante fomentar un aumento del gasto público para reactivar la actividad económica sin olvidar la investigación científica. a la salud, particularmente en las zonas más desfavorecidas del continente Africano, ya que esta idea sigue siendo la piedra angular sobre la cual sustentar cualquier otra medida. -Cualquier gobierno tiene ahora claro que deben priorizarse planes de preparación epidémica porque la COVID-19 ha demostrado el enorme poder disruptor de las infecciones, y que éstas pueden arrasar incluso con los países más ricos. Seguro que los gobernantes actuales y los aspirantes a serlo han entendido la importancia de invertir más y mejor para mejorar el abastecimiento propio de materiales básicos necesarios (plantas de producción de oxígeno, equipos de protección, mascarillas, tests diagnósticos e incluso medicamentos), y estar mejor preparados para la próxima pandemia. -Esta crisis ha demostrado la importancia de la inversión en el sector público y la educación sanitaria a la población como el lavado de manos, distanciamiento o seguimiento de protocolos. -El gran desafío actual es no confiarse. Las medidas de distanciamiento social comienzan a relajarse en muchos de los países y sin embargo deben seguir siendo rigurosas porque un segundo brote podría ser más letal que el primero si no se mantiene la disciplina. -En ausencia de una vacuna, es importante que sigamos compartiendo a tiempo real la información y resultados de nuestros avances médicos individuales, para un beneficio común. Este virus ha dejado patente que estamos interrelacionados y que las enfermedades no entienden de fronteras por lo que si todos trabajamos a nivel global por un mundo mejor seremos mutuamente beneficiados. World Population Ageing. United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division.Accessible at: Zero tolerance for complacency by government of West African countries in the face of the COVID-19 pandemic COVID-19 pandemic in west Africa The potential effects of widespread community transmission of SARS-CoV-2 infection in the World Health Organization African Region: a predictive model World Health Organization. Hospital bed density Data by country. Global Health Observatory Data Repository (African Region) 10 African Countries Have No Ventilators Only Part of the Problem World Health Organization. Density of physicians (total number per 1000 Global Health Observatory (GHO) data COVID-19 pandemic -An African perspective COVID-19 in Africa: care and protection for frontline healthcare workers The relatively young and rural population may limit the spread and severity of COVID-19 in Africa: a modelling study Effective transmission across the globe: the role of climate in COVID-19 mitigation strategies The correlation between the spread of COVID-19 infections and weather variables in 30 Chinese provinces and the impact of Chinese government mitigation plans World Health Organization. World Hepatitis Day World Health Organization. The potential impact of health service disruptions on the burden of malaria. A modelling analysis for countries in sub Early estimates of the indirect effects of the COVID-19 pandemic on maternal and child mortality in low-income and middleincome countries: a modelling study African Economic Outlook 2020: Africa's economy forecast to grow despite external shocks The economic impact of COVID-19 in Africa: A round-up of this week's analysis COVID-19: Universal health coverage now more than ever COVID-19 Pandemic: Marked Global Disparities in Fatalities According to Geographic Location and Universal Health Care