key: cord-0709857-txbfhzg1 authors: Alonso, Marta; Villanego, Florentino; Segurado, Óscar; Vigara, Luis Alberto; Orellana, Cristhian; García, Teresa; Mazuecos, Auxiliadora title: IgA de novo en trasplante renal tras vacunación frente a SARS-CoV-2 date: 2021-11-26 journal: Nefrologia DOI: 10.1016/j.nefro.2021.11.002 sha: 8092327002f8a25489c28ea3b80d1d63b57506b8 doc_id: 709857 cord_uid: txbfhzg1 nan J o u r n a l P r e -p r o o f Presentamos el caso de un varón de 30 años diagnosticado de glomerulonefritis membranoproliferativa tipo 1 en 2011 y progresión hacia enfermedad renal crónica terminal. En 2019 recibe un trasplante de riñón (TR), manteniendo desde entonces función renal estable, con creatinina sérica (Crs) basal en torno a 1,1 mg/dL y cociente albúmina/creatinina (CAC) en orina de aproximadamente 450 mg/g sin otras alteraciones del sedimento urinario. El tratamiento inmunosupresor incluía tacrolimus, micofenolato mofetil y esteroides. En abril de 2021, por el desarrollo de condilomas acuminados, se sustituyó micofenolato por everolimus. El 13/07/2021 recibió la primera dosis de la vacuna COVID-19 Pfizer-BioNTech sin documentarse efectos adversos. Trece días después, en control analítico rutinario, se evidenció deterioro de la función renal con Crs 1,5 mg/dl. El 08/03/2021 recibió la segunda dosis y el deterioro de la función renal progresó hasta Crs 2,4 mg/dL. Simultáneamente, el paciente desarrolló microhematuria, manteniéndose la proteinuria estable (Figura 1). Ante el deterioro de la función renal se inició estudio. Los anticuerpos anti-HLA donante específicos fueron negativos. Se solicitó determinación de autoanticuerpos, proteinograma y complemento que no mostraron alteraciones. Se determinó PCR de citomegalovirus y virus BK en sangre, siendo ambas indetectables. Los anticuerpos IgG anti-SARS-CoV-2-S y la PCR de COVID-19 fueron negativos. Dada la aparición de microhematuria se solicitó citología de orina, que no presentaba alteraciones. Asimismo, la ecografía del injerto no mostró ectasia de la vía urinaria ni anomalías en la vascularización. Por todo ello, se decidió realizar biopsia del injerto. En la microscopía óptica, 2 de 9 glomérulos mostraron hipercelularidad mesangial. El estudio de inmunofluorescencia reveló depósitos de IgA mesangial granular intensos (4+, en una escala de 0 a 4). La tinción peritubular de C4d y SV-40 fueron negativas y no se observaron hallazgos compatibles con rechazo agudo. Según los datos histológicos, se realizó el diagnóstico de nefropatía IgA (NIgA). Aunque la experiencia es limitada en el tratamiento de la NIgA en el TR, dado el deterioro de función renal se decidió iniciar prednisona oral a dosis de 1 mg/Kg/día. Tras un mes de seguimiento no se ha observado mejoría. Presentamos el primer caso de NIgA de novo confirmada mediante estudio anatomopatológico en un paciente con TR tras la vacunación contra el SARS-CoV-2. La vacuna del COVID-19 se ha relacionado con el desarrollo de enfermedad glomerular y la NIgA es uno de los hallazgos histológicos más frecuentes (1) (2) (3) (4) . También se han descrito brotes de NIgA tras la vacunación contra el Zóster recombinante o la influenza (5, 6) . El mecanismo fisiopatológico no está bien descrito, pero probablemente se deba a una respuesta inmune aberrante de la proteína spike o ARN mensajero del SARS-CoV-2 en individuos predispuestos (1). Hasta el momento se han publicado 15 casos de NIgA tras la vacunación contra el SARS-CoV-2 en población general, 10 son diagnósticos de novo confirmados mediante biopsia y los 5 restantes se consideraron recidivas ante un brote de macrohematuria en pacientes previamente diagnosticados (1) (2) (3) (4) . En TR se ha comunicado un único caso de recidiva en un paciente con NIgA como enfermedad renal base y que presentó hematuria tras la vacunación, aunque no se realizó biopsia del injerto (4) La NIgA puede recidivar en el TR, con una incidencia del 20-53% y con un tiempo medio de aparición de 7 años. Aunque infrecuente, la NIgA puede también desarrollarse de novo en el TR (7, 8) . Nuestro paciente presentó esta complicación de forma temprana tras vacunarse, por lo que, aunque no se puede excluir la asociación coincidente, la relación temporal parece sugerir causalidad (9) . Asimismo, era un varón joven, en tratamiento con everolimus y HLA A2 y DR1, todos ellos factores de riesgo de NIgA en el TR (10). En el caso descrito, la vacuna pudo ser un estímulo más para el desarrollo del cuadro. Casi todos los casos comunicados de NIgA asociados a vacunación frente a SRAS-CoV-2 se presentaron en pacientes jóvenes y entre la primera y tercera semanas siguientes a la vacuna (1) (2) (3) (4) . La principal manifestación clínica fue la hematuria macroscópica. La mayoría de los brotes ocurrieron tras la segunda dosis, pero el caso de recidiva en TR, antes mencionado, apareció a los pocos días tras la primera. En nuestro paciente el deterioro de función renal y el desarrollo de microhematuria comenzaron también precozmente lo que hace que debamos prestar atención a una posible afectación temprana en el TR, especialmente en pacientes de riesgo (2,4, De Novo and Relapsing Glomerular Diseases After COVID-19 Vaccination: What Do We Know So Far? Vaccination COVID-19 vaccination and glomerulonephritis Gross hematuria following SARS-CoV-2 vaccination in patients with IgA nephropathy A case of gross hematuria and IgA nephropathy flare-up following SARS-CoV-2 vaccination Henoch-Schönlein purpura in a renal transplant recipient with prior IgA nephropathy following influenza vaccination Kidney transplantation in patients with IgA mesangial glomerulonephritis Recurrence of IgA Nephropathy after Kidney Transplantation in Adults IgA Nephropathy After Renal Transplant: Recurrences and De Novo Cases