key: cord-0039417-ihlo7moz authors: Navas, E.; López-Vélez, R. title: Síndrome respiratorio agudo grave y otros virus respiratorios emergentes en el siglo XXI date: 2013-04-03 journal: FMC DOI: 10.1016/s1134-2072(03)76041-1 sha: 50e83d40b7e247c74c4550b62f1ad2c49dc17575 doc_id: 39417 cord_uid: ihlo7moz nan L a expresión enfermedades emergentes se refiere a aquellas enfermedades causadas por microorganismos cuya incidencia en humanos ha aumentado en los últimos años, o cuya frecuencia se espera que pueda aumentar en el futuro próximo. El incremento de los viajes y del comercio internacional, los cambios demográficos, el impacto de las nuevas tecnologías e industrias, la falta de medidas adecuadas de salud pública en situaciones extremas y la capacidad adaptativa en último término de los microorganismos son factores que pueden contribuir a la aparición de estos microorganismos. Durante la primera mitad de 2003 tuvo lugar lo que podemos considerar la primera gran epidemia del siglo XXI: inicialmente llamada neumonía asiática y posteriormente síndrome respiratorio agudo grave (SRAG, o SARS en inglés) y causada por un coronavirus no conocido previamente 1 . Se originó en noviembre de 2002, en la provincia china de Guandong; inicialmente se ocultó la información a la población y a los organismos internacionales hasta mediados de febrero de 2003 cuando las autoridades chinas informaron a la OMS de la existencia de 305 casos de neumonía con presentación atípica, sin causa conocida y con resultado de 5 muertos. En marzo de 2003 aparecieron los primeros casos en Hanoi y la epidemia se extendió en pocos días, afectando primero a Hong-Kong, Singapur, Vietnam y Canadá, y posteriormente a un total de 30 países de los 5 continentes. En abril de 2003 apareció un brote en una residencia geriátrica canadiense que afectó a 143 personas (46 trabajadores y 97 ancianos) pero de carácter más leve, ya que sólo falleció el 7,2% de los ancianos afectados (en comparación con la mortalidad > 50% entre los mayores de 65 años con neumonía asiática), lo que apuntó que se trataba de una mutación más benigna del coronavirus. En septiembre de 2003 la OMS había reconocido 8.098 casos, de los que habían fallecido 774 (mortalidad global del 9,6%). Afortunadamente, el 15 de junio de 2003 se detectó el último caso en Taiwán, circunstancia que permitió a la OMS concluir, el 5 de julio de 2003, En esta epidemia, la globalización de la economía y la multiplicación de los viajes internacionales fue en gran parte responsable de la rápida propagación entre los distintos continentes (de hecho Canadá fue el tercer país con mayor número de afectados). Por contra, el desarrollo tecnológico y, en concreto, las posibilidades actuales de comunicación que permite la interconexión electrónica en tiempo real entre investigadores, clínicos y epidemiólogos fueron fundamentales para transmitir y hacer efectivas las medidas de control adoptadas por la OMS, tanto en el seguimiento epidemiológico día a día del brote, como en la puesta en marcha de una red de laboratorios de diferentes países que investigaron el agente causal del SRAG. A mediados de abril, sólo un mes después de establecer la alerta epidemiológica, se anunció el descubrimiento del coronavirus causante, su secuencia genética y se desarrollaron tanto técnicas moleculares de diagnóstico directo como técnicas de diagnóstico serológico. Sin embargo, quedan todavía grandes interrogantes respecto a la ecología y el origen del SRAG: se cree que tiene un origen animal (ya que se aisló inicialmente en civetas y posteriormente en más de un centenar de animales), pero se desconoce el primer eslabón de la cadena de transmisión. Algunas voces han criticado el alarmismo creado por las autoridades y por los medios de comunicación ante la aparición del SRAG: algo menos de 1.000 muertos a escala global, que son pocos si los comparamos con los que anualmente causan la gripe, el VIH, la tuberculosis, las gastroenteritis, la malaria o el sarampión (estas 6 enfermedades son la causa del 90% de los fallecimientos atribuibles a enfermedades infecciosas en el mundo); pero las características clínicas y epidemiológicas del SRAG, su eficaz diseminación y la ausencia de inmunidad de la población frente al coronavirus que lo produce suponían una grave amenaza para la propagación de la enfermedad, no sólo a los países asiáticos, sino en general a todo el mundo, incluidos los países más desarrollados. La hipótesis de una gran pandemia comparable a la gran epidemia de influenza de los años 1918 y 1919 hacía temer un colapso de los sistemas sanitarios y una crisis social y económica de dimensiones incalculables (no hay que olvidar que durante la llamada "gripe española" fallecieron unos 20-40 millones de personas). Pero el temor no ha pasado, y aunque es difícil hacer predicciones sobre la posible aparición de nuevos casos, lo cierto es que los mayores expertos de la OMS auguran un rebrote invernal, siguiendo el ciclo estacional de otros virus respiratorios humanos: "Creo que el virus rebrotará en otoño", declaró a la prensa el Dr. David Heymann, director ejecutivo de la OMS y responsable de la lucha contra el SRAG 4 . "El SARS puede reaparecer en cualquier época del año" también declaró a la prensa el Dr. Guenael Rodier, director del grupo de vigilancia y respuesta a epidemias de la OMS 5 . Podrían aparecer leves rebrotes, en pocos países, en los que la rápida activación de los sistemas de vigilancia para aislar a los pa-cientes serían claves para frenar la enfermedad. Otra posibilidad es que el SRAG pudiera extenderse desde Asia a zonas con muchos viajeros internacionales, como Japón, Norteamérica, Europa…, por lo que se necesitaría un test de diagnóstico rápido en las fronteras y la cooperación internacional. Pero lo peor sería si llegase a países menos adelantados de Asia, Latinoamérica y África, donde se ubican las megaurbes del planeta y donde los sistemas de salud son precarios. También hay otros ejemplos de virus respiratorios emergentes en la última década. El síndrome pulmonar por hantavirus se describió por primera vez en 1993 en el sur de Estados Unidos, con un brote de neumonía atípica grave, producido por un hantavirus cuyo reservorio es un roedor y que hasta la fecha ha afectado a más de 350 personas, de las que 132 han fallecido (un 38% mortalidad) 6 . Posteriormente se ha diseminado a otros países del continente americano. Por otro lado, la gripe aviar causa de manera habitual epidemias en las granjas de pollos, pero ha saltado la barrera de especie. En 1997, en Hong-Kong, durante una gran epidemia de influenza aviar causada por una cepa H5N1, se documentaron 18 casos en humanos, con 6 muertes. En los Países Bajos, durante 2003, se produjo un brote epidémico por una cepa de virus influenza A aviar (H7N7) y que afectó a más de 80 personas, produciendo la muerte en una de ellas; otra cepa (H5N1) infectó a 2 personas y causó la muerte de una de ellas 7 . Los metapneumovirus humanos (HMPV) pertenecen a la familia de los Paramyxoviridae y se han detectado en pacientes de todas las edades en Europa, Australia, América y más recientemente en Asia. Clínicamente son similares al virus respiratorio sincitial, pero afectan a niños un poco mayores y causan neumonía, exacerbación asmática o bronquiolitis humana 8 . Dada la inespecificidad del cuadro clínico inicial (fiebre, cefalea, mialgias) con que comienzan todos estos virus respiratorios emergentes, que los hacen indistinguibles de una gripe o de otras infecciones virales respiratorias, es importante que se conozcan las manifestaciones más características del SRAG, que en la fase propiamente respiratoria de la enfermedad se manifiesta con tos, disnea, infiltrados pulmonares y alteraciones analíticas típicas como trombopenia, leucopenia y elevación de enzimas musculares y lactato deshidrogenasa. La aparición de un paciente con un cuadro clínico de estas características en nuestro medio obliga a interrogarlo acerca de viajes a zonas con transmisión local del SRAG y a la inmediata alerta epidemiológica. Debemos estar preparados y, para ello, las autoridades sanitarias deben adoptar acciones coordinadas de salud pública y vigilancia epidemiológica, dotar a los laboratorios de diagnóstico microbiológico con medios adecuados y concienciar a los médicos responsables de la atención directa de los ciudadanos de la importancia de su labor como centinelas de las alertas sanitarias. A novel coronavirus associated with severe acute respiratory syndrome Organización Mundial de la Salud (World Health Organization) Illness in intensive-care staff after brief exposure to severe acute respiratory syndrome. Emerg Infect Dis [revista electrónica El País, 15 de julio de Hantavirus pulmonary syndrome: clinical description of disease caused by a newly recognized hemorrhagic fever virus in the sowthwestern United States Avian Influenza in the Netherlands Children with respiratory disease associated with metapneumovirus in Hong Kong. Emerg Infect Dis [revista electrónica Comunicable Disease Surveillance & Response (CSR), WHO Centers for Disease Control and prevention Revisión actualizada del SARS por Christian Drosten y Wolfgang Preiser Síndrome respiratorio agudo grave y otros virus respiratorios emergentes en el siglo XXI FMC