key: cord-261357-ml0uijr6 authors: Moreno-Castro, Carolina; Vengut-Climent, Empar; Cano-Orón, Lorena; Mendoza-Poudereux, Isabel title: Estudio exploratorio de los bulos difundidos por WhatsApp en España para prevenir o curar la COVID-19 date: 2020-08-31 journal: Gac Sanit DOI: 10.1016/j.gaceta.2020.07.008 sha: doc_id: 261357 cord_uid: ml0uijr6 Objetivo: Examinar las características de los bulos difundidos por WhatsApp en España durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 e identificar qué tipo de sustancias se promovieron para su ingesta o uso. Método: Se habilitó un número de teléfono para recibir bulos por WhatsApp. Se recibieron 2353 mensajes, de los que se identificaron y validaron 584 bulos distintos, entre el 18 de marzo y el 18 de abril de 2020. De los 584 bulos, se seleccionó una submuestra de 126 relacionados con el objeto de estudio y se aplicó una ficha de análisis de contenido con 14 campos de registro. Además, se extrajeron las medias y medianas de los campos cuantitativos. Resultados: La mayor parte de los mensajes fueron cadenas de texto (39%) y vídeos (30%). En la mayoría, el sujeto se presentaba como personal médico (36,5%) o como persona anónima (30,9%). Los vídeos tuvieron una duración de entre 2’ 40’’ y 18’ 18’’, mientras que los audios fueron de entre 1’ 35’’ y 7’ 48’’. Con respecto al sexo, se apreció una gran diferencia: el 45,2% de los protagonistas fueron hombres, frente al 13,5% de mujeres; el 41,3% no era identificable. Conclusiones: Uno de cada cinco bulos recibidos fue sobre prevención o curación del coronavirus, argumentados sobre el principio de autoridad médica y básicamente promoviendo el uso y consumo de sustancias de origen natural. Objective: To review the characteristics of hoaxes and identify what kind of substances were promoted for consumption or application. Method: A phone number was activated to receive hoaxes via WhatsApp. A total of 2353 messages were collected, and among those 584 different hoaxes were identified and validated, between March 18 and April 18, 2020. From these 584 hoaxes, a sub-sample of 126 was selected, exclusively related to the object of study, and a content analysis table with fourteen registration fields was applied. Besides, the averages and medians of the quantitative fields were extracted. Results: Most of the messages received were texts (39%) and videos (30%). In the majority, the acting subject was presented as medical personnel (36.5%) or as an anonymous person (30.9%). The videos lasted between 2’ 40’’ and 18’ 18’’, while the audios ranged between 1’ 35’’ and 7’ 48’’. Regarding the gender of the informant, there was a significant difference, with 45.2% being male, and 13.5%, female and 41.3% non-identifiable. Conclusions: One out of five false health claims received was about prevention or cure of the coronavirus, based on the principle of medical authority, and basically promoting the use and consumption of substances of natural origin. deliberada de difundir noticias falsas es a lo que se ha venido llamando popularmente desde 2016 fake news, a raíz del uso que se hizo de este tipo de mensajes tóxicos durante la campaña de las elecciones generales a la presidencia de los Estados Unidos 12, 13 . A su vez, los mensajes desinformativos se pueden diseminar en formato de memes, noticias falsas, fotos o vídeos manipulados, propaganda o bulos 14, 15 . Para este trabajo se han elegido, como objeto de estudio, los bulos. Boese 16 define los bulos como engaños que deben tener algo extra. Para este autor, deben ser de alguna manera indignantes, ingeniosos, dramáticos o sensacionalistas. Sobre todo, deben captar la atención del público, e idealmente su imaginación, y básicamente se diseminan como un engaño privado. Por su parte, Finneman y Thomas 17 argumentan que el engaño se aplica a cualquier situación en la que el público inicialmente confunde un mensaje. Según un estudio publicado por Tasnim et al. 6 , la crisis pandémica ha coadyuvado al incremento de numerosos rumores, engaños y desinformación, relacionados con la etiología, los resultados, la prevención y la cura de la COVID- 19 . Una de las características de la difusión de esta información falsa es la promoción de prácticas erróneas que podrían aumentar la propagación del virus y, en última instancia, concluir con malos resultados relativos a la salud física y mental de las personas. Según estos autores se han confirmado en todo el mundo innumerables percances causados por la difusión de rumores entre la población 6 . En este contexto, la Organización Mundial de la Salud 18 propuso desde el inicio de la crisis pandémica acciones concretas para gestionar esta infodemia, como sugerir a las empresas gestoras de las redes sociales que aplicasen medidas para controlar la difusión de noticias falsas y ofrecieran enlaces directos a fuentes de información institucionales. La desinformación que se propaga a través de las redes sociales, como pueden ser Facebook o Twitter, se somete a un proceso de neutralización de los flujos informativos, justo en el momento en el que algunos individuos denuncian públicamente la falsedad de los contenidos publicados [19] [20] [21] [22] [23] . Sin embargo, las redes de mensajería privada, como WhatsApp o Telegram, son un medio de recepción de mensajes de forma aislada, pues quien recibe una notificación no puede informarse ni puede ser informado de forma inmediata sobre su veracidad o falsedad. Por ello, estas redes se convierten en un medio de diseminación de mensajes muy nocivos que podrían poner en riesgo a la población o agravar la J o u r n a l P r e -p r o o f confinamiento ( fig. 2 ). La mayor parte de los bulos validados que se recibieron fueron cadenas de texto (39%) y vídeos (30%). Los resultados muestran unos contenidos más largos y extensos que el estándar que se utiliza en este tipo de mensajería. La mayoría de los vídeos compartidos tienen una duración de entre 2' 40'' y 18' 18'', mientras que para la mayor parte de los audios de la muestra seleccionada la duración es de entre 1' 35'' y 7' 48''. El tiempo aproximado que se dedicaría a la lectura de la mayoría de las cadenas de texto se estima entre 49'' y 7' 29', teniendo en cuenta un ritmo de lectura media de 160 palabras por minuto 30 . Existen, además, claras excepciones de vídeos y audios muy largos que llegan a durar unos 49 minutos y 16 minutos, respectivamente, tal como se muestra en la figura 3. En la mayoría de estos documentos, el sujeto actante se presenta como personal médico (36,5%) o como persona anónima (30,9%), que se erige como fuente de información de la recomendación realizada. El personal político o autoridades sanitarias son actantes del 12,7% de los mensajes, seguidos de personal científico (9,5%), personas defensoras de las terapias alternativas (6,3%) y finalmente otras categorías del personal del ámbito sanitario (3,9%). Atendiendo a la identificación del sujeto actante, un 61,9% de los bulos revelaban el nombre y el apellido de la fuente de información. En concreto, un 34,1% ofrecía información básica y un 27,8% información completa. Es relevante que más de un tercio de los documentos (38,1%) no haya aportado información que permita identificar la fuente del mensaje. Respecto a la voz narrativa, no existe una gran diferencia entre primera o tercera persona al enunciar el mensaje: un 42,9% de los mensajes están narrados en primera persona y un 49,2% en tercera (el 7,9% no aplica). Sin embargo, se aprecia una gran diferencia en cuanto al sexo de quien enuncia el bulo, con un 45,2% de hombres y un 13,5% de mujeres (el 41,3% no se puede identificar). Si tenemos en cuenta aquellos documentos en los que se identifica el sexo de la persona enunciadora del mensaje, junto con su identificación profesional ( fig. 4 ), se observa que el 52% de los hombres se presentaron como personal médico, frente al 41,2% de las mujeres. En general, el 29,4% de las mujeres no se identificaron y fueron catalogadas como personas anónimas, frente al 15,8% de los hombres. La única categoría en la que las mujeres superaron en número y porcentaje a los hombres fue la de personal del ámbito sanitario (el 17,6% de las de los hombres sí se identificaron como tales. Aunque los mensajes diseminados por los bulos contenían datos engañosos, falsos o descontextualizados, con respecto a aquellos difundidos por las autoridades sanitarias, en su mayoría el discurso difundido no desautorizaba a las fuentes oficiales (94,4%); tan solo se identificaron siete mensajes (5,6%) que sí expresaban abiertamente su disconformidad con el sistema médico occidental, y entre ellos, cinco utilizaban términos técnicos y cuatro provenían de personas defensoras de las terapias alternativas. En general, los bulos utilizaron en su mayoría (75,4%) un lenguaje sin tecnicismos dirigido a la audiencia general, mientras que un 24,6% emplearon términos técnicos como estrategia discursiva para otorgar mayor credibilidad a sus palabras (una estrategia muy utilizada en publicidad) 31,32 . Con respecto al epicentro temático de los bulos, la prevención de la infección por SARS-CoV-2 fue el único asunto tratado en el mensaje del 50,8%, los que se centraron en la curación de la COVID-19 supusieron el 31,7% de los casos, los que combinaron los dos objetivos mencionados previamente ascendieron al 7,9%, y los que únicamente pretendieron recomendar actuaciones que evitasen un cuadro clínico grave asociado a la COVID-19 constituyeron el 9,5%. En un segundo nivel de clasificación se observa que los bulos, además de difundir información errónea para prevenir o curar la COVID-19, promovían la ingesta de alguna sustancia o la realización de una acción externa concreta. En relación con la ingesta de determinadas sustancias, supuso el 61,5% de la muestra analizada. En concreto, el 58,9% de las sustancias recomendadas eran de origen natural (como el limón y el jengibre) y el 32,1% eran de origen sintético (como un fármaco). Con respecto a los bulos que promovían una acción externa para prevenir la infección por SARS-CoV-2, constituyeron el 38,5% de los documentos. Ejemplos de estas acciones se muestran en la tabla 2, en la que aparecen las propuestas clasificadas según el origen de las sustancias recomendadas. Existe una gran variedad de recomendaciones, que se han agrupado bajo el concepto «no aplica» porque respondían a un tipo de sugerencia distinta de la ingesta de alguna sustancia. Entre ellas, destacaba no tomar alimentos o bebidas frías y hacer pruebas caseras para comprobar la capacidad respiratoria. De las clasificadas como sustancias de origen natural, destacaron tomar líquidos calientes (té e infusiones, caldos, etc.), tomar ajo y limón, y hacer gárgaras con soluciones desinfectantes. Entre las clasificadas como sustancias de origen sintético, destacaron la toma de los antimaláricos cloroquina e hidroxicloroquina, solos o junto con antibióticos o antivirales, hacer gárgaras con Listerine® o peróxido de oxígeno, tomar paracetamol (en lugar de antiinflamatorios no esteroideos) y el MMS (clorito de sodio). Los principales resultados de este estudio exploratorio se representan en la figura 5. De este estudio exploratorio se desprende que el volumen de bulos propagados por WhatsApp sobre la COVID-19 coincide con el fenómeno denominado infodemia, tal como han indicado otros autores [1] [2] [3] [4] [5] . Aproximadamente, uno de cada cinco bulos recibidos promocionaba la ingesta de alguna sustancia, tanto de origen natural como sintético, así como diversas acciones externas. Algunos de estos mensajes podrían provocar el agravamiento de la saturación de los sistemas sanitarios por los efectos colaterales derivados del uso o de la puesta en práctica de algunas de sus recomendaciones; por ejemplo, efectos sobre la salud derivados del uso de algunas de las técnicas preventivas o curativas que se han registrado y que podrían provocar quemaduras, en algunos casos, o intoxicación, por ejemplo por la ingesta de sustancias como el dióxido de cloro, entre otros. Con respecto a los remedios naturales, como tomar bebidas calientes o limón, en diferentes posologías, no tendrían por qué ser peligrosos per se, pero sí el hecho de que se genere confianza en el uso terapéutico de una infusión o de un preparado de maceración de determinados productos mientras la COVID-19 avanza, y que cuando se acudiera a un centro médico la situación pudiera ser de especial gravedad. Esto está relacionado con dos actitudes que presentan las personas frente a la recepción de flujos de información: la percepción del riesgo 33 y el sesgo de confirmación 34 . En relación con la percepción del riesgo, podría ser que la persona se sintiera protegida, con la sensación de que está tomando una decisión positiva sobre su salud, por el hecho de recurrir a alguna de estas prácticas. Por otro lado, parte el sesgo de confirmación se produce J o u r n a l P r e -p r o o f cuando los mensajes que se reciben refuerzan las actitudes y las opiniones ya preexistentes. Ambos procesos psicológicos generan un efecto de negación del problema. Si revisamos con detalle las recomendaciones planteadas en esta submuestra se pueden diferenciar dos tipos de contenidos. El primero de ellos forma parte de los enfoques complementarios clásicos para combatir la gripe y otro tipo de enfermedades respiratorias, como por ejemplo la vitamina C, el ajo, la miel o la irrigación nasal con soluciones salinas 35 . De hecho, algunos de los documentos recibidos hacían referencia al uso cotidiano y familiar de estas sustancias para prevenir o curar infecciones respiratorias. En todo caso, siempre añadían a las recomendaciones citadas una narrativa «conspiranoica», con afirmaciones categóricas o falacias de autoridad, como por ejemplo una imagen recibida el 19 de marzo que indicaba: «Si bebes mucha agua y haces gárgaras con agua tibia y sal o vinagre, eliminas el coronavirus». El segundo tipo de contenidos promovían la ingesta de sustancias para potenciar el sistema inmunitario, eliminar el virus de la garganta antes de que llegara a los pulmones, así como la necesidad de alcalinizar nuestro cuerpo, ya que fármacos como la cloroquina «bloquean la infección aumentando el pH de la endosoma». En este apartado también se podrían incluir las recomendaciones del uso del MMS y su variante CDS (dióxido de cloro), como por ejemplo una imagen recibida el día 20 que afirmaba que «El plátano cura el COVID-19», o un audio anónimo del día 18 de abril que confirmaba que «los científicos saben que la cloroquina es el único tratamiento que cura el coronavirus, lo que pasa es que no hay para todos». Entre las limitaciones del presente trabajo estarían la autoselección de la muestra, que ha sido construida a partir de la recepción voluntaria de los bulos, de forma anónima, y sin datos sociodemográficos comparables ni estratificados; asimismo, el idioma, pues solo se recibieron bulos en español y por tanto no es posible extrapolar los datos a otros contextos con diferentes idiomas; y también la falta de datos relacionados con la actitud de los receptores frente a los bulos. Se desconoce el número de veces que estos bulos han sido reenviados y cuántas personas han puesto en práctica las propuestas que se diseminaban. Finalmente, consideramos como una limitación de este trabajo el sesgo que podría derivarse de la etiquetación de un mensaje como bulo por parte de la plataforma verificadora de la información. Este estudio ha identificado las características específicas de los bulos, previamente validados y verificados a través de un medio de comunicación especializado, que se han propagado a través de WhatsApp durante el primer mes del estado de alarma en España por la pandemia de COVID-19. Para ello, se ha diseñado una investigación de participación ciudadana y se ha aplicado una ficha de registro para el análisis de contenido de los documentos reproducible para otros estudios de la misma naturaleza. Los resultados de la investigación podrían ser de gran interés para el establecimiento de políticas públicas en comunicación de la salud y para los servicios de epidemiología y salud pública de las comunidades autónomas. Gonzalo Casino. La autora principal (garante responsable del manuscrito) afirma que este manuscrito es un reporte honesto, preciso y transparente del estudio que se remite a GACETA SANITARIA, que no se han omitido aspectos importantes del estudio, y que las discrepancias del estudio según lo previsto (y, si son relevantes, registradas) se han explicado. Las cuatro autoras del manuscrito han contribuido intelectualmente en el diseño y la elaboración del artículo, y han leído y aprobado la versión final antes de ser enviada para su publicación. Además, son responsables y garantes de que todos los aspectos que integran el manuscrito han sido revisados y discutidos por ellas con la finalidad de que sean expuestos con la máxima precisión y rigor. Las autoras desean expresar su gratitud a la UICC de la Universitat de València, a la Agencia SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas), al Instituto Salud Sin Bulos y a la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), por su colaboración en la difusión del estudio al recopilar bulos. Asimismo, agradecen la colaboración de Maldita.es, medio de comunicación sin ánimo de lucro especializado en la verificación de datos, que ayudó a validar cada uno de los bulos estudiados. Finalmente, agradecemos también la ayuda de la traductora, Amaia Crespo, para la versión en inglés del artículo, y a la diseñadora gráfica, Ana Serra, por la realización de las imágenes. o recomendación Acción externa (haz) Ingesta (toma) Escribir la propuesta Infodemiology: the epidemiology of (mis) information Infodemiology and infoveillance: tracking online health information and cyberbehavior for public health Corona Virus (COVID-19) "infodemic" and emerging issues through a data lens: the case of China How to fight an infodemic Using social and behavioural science to support COVID-19 pandemic response Impact of rumors or misinformation on coronavirus disease (COVID-19) in social media Infodemic and risk communication in the era of CoV Toward a science of public opinion Making news: a study in the construction of reality The sociology of news production. Media On the pragmatics of communication History of fake news Defining "fake news". A typology of scholarly definitions Coronavirus: the spread of misinformation Coronavirus misinformation needs researchers to respond The museum of hoaxes: a collection of pranks, stunts, deceptions, and other wonderful stories contrived for the public from the middle ages to the new millennium A family of falsehoods: deception, media hoaxes and fake news WHO Director-General's remarks at the media briefing on 2019 novel coronavirus on 8 In related news, that was wrong: the correction of misinformation through related stories functionality in social media See something, say something: correction of global health misinformation on social media Using expert sources to correct health misinformation in social media Designing and testing news literacy messages for social media Creating news literacy messages to enhance expert corrections of misinformation on Twitter Comunicado de los operadores de telefonía móvil en España. Los operadores aconsejan un uso racional y responsable de las redes de telecomunicaciones para afrontar los incrementos de tráfico Declaración del estado de alarma. R. D. 463/2020 (14 de marzo de 2020) Ioannidis JP. Coronavirus disease 2019: the harms of exaggerated information and non-evidence-based measures Seeking formula for misinformation treatment in public health crises: the effects of corrective information type and source Metodología de análisis de contenido. Teoría y práctica. Barcelona: Paidós Hacia el establecimiento de unidades para la medición de la velocidad de habla: el caso del español. En: Martín Butragueño P, Herrera E, editores. Fonología instrumental: patrones fónicos y variación. México: Colegio de México Popularization discourse and knowledge about the genome Ingredientes mágicos y test clínicos en los anuncios como estrategias publicitarias La percepción del riesgo: del paciente informado al paciente consecuente En: Zimdars M, McLeod K, editores. Fake news: understanding media and misinformation in the digital age