ARQ 67_1_9_Intro.indd Palabras clave: Concursos de arquitectura, Faro de Colón, arquitectura panamericana, Joseph Lea Gleave, las Américas. Key words: Architectural competitions, Columbus lighthouse competition, Pan-American architecture, Joseph Lea Gleave, the Americas. Se esperaba que el concurso del Faro Conmemorativo de Colón, que tuvo lugar entre 1928 y 1930, le aportaría a Santo Domingo –entre otros– una cripta para guardar los restos de Colón, una pista aérea operativa y un palacio presiden- cial dominicano. En Madrid y Sao Paulo se evaluaron aproximadamente 455 propuestas en dos etapas. Los arquitectos Raymond Hood, Eliel Saarinen, Hora- cio Acosta y Lara, y posteriormente Frank Lloyd Wright actuaron de jurado; Hood y Saarinen habían ganado el primer y segundo lugar en el concurso del Chicago Tribune. Joseph Lea Gleave, un estudiante británico de arquitectura, fue premiado con el primer lugar en 1930. Sin embargo, el monumento no se construyó hasta 1992 debido, principalmente, a que no se recaudaron los fondos prometidos por todas las repúblicas americanas para su construcción1. Aquellos que han escrito acerca del concurso se enfocan generalmente en tres elementos: las tecnologías innovadoras de navegación que prometía para los viajes por aire y mar; la estética neomaya y los trabajos en arcilla de la propuesta de Gleave; y las representaciones icónicas realizadas por algunas de las postu- laciones, como la particular propuesta perteneciente a Konstantin Melnikov (Roorda, 1998; Waldheim y Santos–Munné, 1998; Irigoyen, 2000). La iniciativa en sí resultó ser mucho más que un homenaje a Cristóbal Colón. De hecho, el faro fue un componente más de un esfuerzo mayor por construir una identi- dad americana, una exploración que abarcó varias generaciones a lo largo de casi un siglo. El concurso es por ende, mejor comprendido en el contexto de la historia panamericana de la arquitectura; una historia que incluye otros concursos y proyectos clave directamente asociados a América Latina. Vemos que el concepto de panamericanismo se explora en el paisaje construido desde fi nales del s. XIX. Si bien en teoría, se podrían asociar una multitud de monumentos, edifi cios y nombres de lugares a la visión de Bolívar de una Amé- rica unifi cada, la identifi cación de los proyectos diseñados para representar de manera específi ca a la totalidad de las repúblicas americanas, requiere de una selección cuidadosa. Diseñados para capturar una identidad regional geopo- lítica, estos proyectos se han concebido para representar a todas las repúblicas americanas2. Asimismo, no deben confundirse con aquellos construidos en nombre del americanismo panlatino o del panhispanicismo. En su totalidad, el estudio de la arquitectura panamericana representa un capítulo descuidado en la historia de la arquitectura americana. Incluso antes que la expresión panamericanismo se volviera más popular, eviden- ciamos el primer ejemplo de la aparición de la arquitectura panamericana en la maqueta y diseño de los terrenos de la Exposición del Norte, Centro y Sudamé- rica de 1885–86 en Nueva Orleans, Luisiana. Otras ferias similares tuvieron lugar posteriormente, incluyendo dos vinculadas a las celebraciones para conmemorar el Cuarto Centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo: la Exposición Histó- rico–Americana en Madrid de 1892 y la Exposición Mundial de Colón en Chicago de 1893. Esta fase temprana concluyó con una cuarta feria: la Exposición Pana- mericana de Búfalo en 1901. Si bien estas ferias hemisféricas fueron iniciativas impulsadas por promotores independientes, funcionarios citadinos, mercaderes La ilusión del panamericanismo como expresión de la unidad de los pueblos de América dio vida a uno de los concursos más singulares en la historia hemisférica: el Faro de Colón. El autor nos muestra como esta propuesta de dimensiones inéditas logró convocar a grandes fi guras de la arquitectura moderna, recorriendo un complicado trayecto hasta convertirse en realidad. The vision of Pan-Americanism as an expression of the unity of America’s peoples inspired one of the most singular competitions in the history of the hemisphere, the Columbus Lighthouse competition. The author shows us how this project of unprecedented scope evoked the participation of great fi gures in modern architecture, and took a complicated course on its way to becoming reality. The Columbus Memorial Lighthouse Competition, which took place from 1928-30, was expected to provide Santo Domingo with, among other things, a crypt for the bodily remains of Columbus, a functioning airfi eld, and a Dominican presidential palace. Approximately 455 design entries were juried in two stages, in Madrid and Sao Paulo. Architects Raymond Hood, Eliel Saarinen, Horacio Acosta y Lara, and later Frank Lloyd Wright, served as jurors; Hood and Saarinen had won fi rst and second place in the Chicago Tribune Competition. Joseph Lea Gleave, a British architecture student, was awarded fi rst prize in 1930. However, the monument was not built until 1992 due primarily to the failure to collect construction funds promised by all the American Republics1. Those who have written about the competition usually focus on three elements: the innovative navigational technologies it promised in air and sea travel; Gleave’s neo-Mayan and earthworks design aesthetic; and the iconic impressions made by some of its entries a particular stand- out belonging to Konstantin Melnikov (Roorda, 1998; Waldheim y Santos– Munné, 1998; Irigoyen, 2000). The entire effort, as it turns out, was much more than an homage to Christopher Columbus. In fact, the lighthouse was one component in a larger effort to construct an American identity, an exploration that spanned several generations over nearly a century. The competition is thus best understood in the context of the history of Pan-American architecture, a history that includes other key competi- tions and projects directly involving Latin America. We see the concept of Pan-Americanism being explored in the built environment beginning in the late nineteenth century. While a mul- titude of monuments, buildings and place names could theoretically be linked to Bolivar’s vision of a unifi ed America, the identifi cation of projects designed to specifi cally represent the entirety of the American Republics requires careful selection. Designed to capture a geopolitical regional identity, these projects have been envisioned to represent all the American Republics2. These projects should not be confused with those built in the name of Pan-Latin Americanism or Pan-Hispanicism. In its totality, the study of Pan-American architecture represents an overlooked chapter in the history of American architecture. Even before the term Pan-Americanism came into popular use, we see the fi rst example of Pan-American architecture appear in the layout and design of the grounds of the North, Central and South American Exposi- tion of 1885-6 in New Orleans, Louisiana. Other similar fairs followed, including two linked to quadricentennial celebrations to commemorate the discovery of the New World: the Exposición Histórico-Americana in Madrid in 1892 and Chicago’s World’s Columbian Exposition of 1893. This early phase came to an end with a fourth fair, the Pan-American Exposi- tion of Buffalo in 1901. While these hemispheric fairs were the endeavors of independent boosters, city offi cials, merchants, and state and federal 80 Lecturas Readings67 The Columbus Lighthouse Competition Revisiting Pan–American architecture’s forgotten memorial Robert González Professor, School of Architecture, Tulane University Palabras clave: Concursos de arquitectura, Faro de Colón, arquitectura panamericana, Joseph Lea Gleave, las Américas. Key words: Architectural competitions, Columbus lighthouse competition, Pan-American architecture, Joseph Lea Gleave, the Americas. Se esperaba que el concurso del Faro Conmemorativo de Colón, que tuvo lugar entre 1928 y 1930, le aportaría a Santo Domingo –entre otros– una cripta para guardar los restos de Colón, una pista aérea operativa y un palacio presiden- cial dominicano. En Madrid y Sao Paulo se evaluaron aproximadamente 455 propuestas en dos etapas. Los arquitectos Raymond Hood, Eliel Saarinen, Hora- cio Acosta y Lara, y posteriormente Frank Lloyd Wright actuaron de jurado; Hood y Saarinen habían ganado el primer y segundo lugar en el concurso del Chicago Tribune. Joseph Lea Gleave, un estudiante británico de arquitectura, fue premiado con el primer lugar en 1930. Sin embargo, el monumento no se construyó hasta 1992 debido, principalmente, a que no se recaudaron los fondos prometidos por todas las repúblicas americanas para su construcción1. Aquellos que han escrito acerca del concurso se enfocan generalmente en tres elementos: las tecnologías innovadoras de navegación que prometía para los viajes por aire y mar; la estética neomaya y los trabajos en arcilla de la propuesta neomaya y los trabajos en arcilla de la propuesta neomaya de Gleave; y las representaciones icónicas realizadas por algunas de las postu- laciones, como la particular propuesta perteneciente a Konstantin Melnikov (Roorda, 1998; Waldheim y Santos–Munné, 1998; Irigoyen, 2000). La iniciativa en sí resultó ser mucho más que un homenaje a Cristóbal Colón. De hecho, el faro fue un componente más de un esfuerzo mayor por construir una identi- dad americana, una exploración que abarcó varias generaciones a lo largo de casi un siglo. El concurso es por ende, mejor comprendido en el contexto de la historia panamericana de la arquitectura; una historia que incluye otros concursos y proyectos clave directamente asociados a América Latina. Vemos que el concepto de panamericanismo se explora en el paisaje construido desde fi nales del s. XIX. Si bien en teoría, se podrían asociar una multitud de monumentos, edifi cios y nombres de lugares a la visión de Bolívar de una Amé- rica unifi cada, la identifi cación de los proyectos diseñados para representar de manera específi ca a la totalidad de las repúblicas americanas, requiere de una selección cuidadosa. Diseñados para capturar una identidad regional geopo- lítica, estos proyectos se han concebido para representar a todas las repúblicas americanas2. Asimismo, no deben confundirse con aquellos construidos en nombre del americanismo panlatino o del panhispanicismo. En su totalidad, el estudio de la arquitectura panamericana representa un capítulo descuidado en la historia de la arquitectura americana. Incluso antes que la expresión panamericanismo se volviera más popular, eviden-panamericanismo se volviera más popular, eviden-panamericanismo ciamos el primer ejemplo de la aparición de la arquitectura panamericana en la maqueta y diseño de los terrenos de la Exposición del Norte, Centro y Sudamé- rica de 1885–86 en Nueva Orleans, Luisiana. Otras ferias similares tuvieron lugar posteriormente, incluyendo dos vinculadas a las celebraciones para conmemorar el Cuarto Centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo: la Exposición Histó- rico–Americana en Madrid de 1892 y la Exposición Mundial de Colón en Chicago de 1893. Esta fase temprana concluyó con una cuarta feria: la Exposición Pana- mericana de Búfalo en 1901. Si bien estas ferias hemisféricas fueron iniciativas impulsadas por promotores independientes, funcionarios citadinos, mercaderes La ilusión del panamericanismo como expresión de la unidad de los pueblos de América dio vida a uno de los concursos más singulares en la historia hemisférica: el Faro de Colón. El autor nos muestra como esta propuesta de dimensiones inéditas logró convocar a grandes fi guras de la arquitectura moderna, recorriendo un complicado trayecto hasta convertirse en realidad. The vision of Pan-Americanism as an expression of the unity of America’s peoples inspired one of the most singular competitions in the history of the hemisphere, the Columbus Lighthouse competition. The author shows us how this project of unprecedented scope evoked the participation of great fi gures in modern architecture, and took a complicated course on its way to becoming reality. The Columbus Memorial Lighthouse Competition, which took place from 1928-30, was expected to provide Santo Domingo with, among other things, a crypt for the bodily remains of Columbus, a functioning airfi eld, and a Dominican presidential palace. Approximately 455 design entries were juried in two stages, in Madrid and Sao Paulo. Architects Raymond Hood, Eliel Saarinen, Horacio Acosta y Lara, and later Frank Lloyd Wright, served as jurors; Hood and Saarinen had won fi rst and second place in the Chicago Tribune Competition. Joseph Lea Gleave, a British architecture student, was awarded fi rst prize in 1930. However, the monument was not built until 1992 due primarily to the failure to collect construction funds promised by all the American Republics1. Those who have written about the competition usually focus on three elements: the innovative navigational technologies it promised in air and sea travel; Gleave’s neo-Mayan and earthworks design aesthetic; and the iconic impressions made by some of its entries a particular stand- out belonging to Konstantin Melnikov (Roorda, 1998; Waldheim y Santos– Munné, 1998; Irigoyen, 2000). The entire effort, as it turns out, was much more than an homage to Christopher Columbus. In fact, the lighthouse was one component in a larger effort to construct an American identity, an exploration that spanned several generations over nearly a century. The competition is thus best understood in the context of the history of Pan-American architecture, a history that includes other key competi- tions and projects directly involving Latin America. We see the concept of Pan-Americanism being explored in the built environment beginning in the late nineteenth century. While a mul- titude of monuments, buildings and place names could theoretically be linked to Bolivar’s vision of a unifi ed America, the identifi cation of projects designed to specifi cally represent the entirety of the American Republics requires careful selection. Designed to capture a geopolitical regional identity, these projects have been envisioned to represent all the American Republics2. These projects should not be confused with those built in the name of Pan-Latin Americanism or Pan-Hispanicism. In its totality, the study of Pan-American architecture represents an overlooked chapter in the history of American architecture. Even before the term Pan-Americanism came into popular use, we see the fi rst example of Pan-American architecture appear in the layout and design of the grounds of the North, Central and South American Exposi- tion of 1885-6 in New Orleans, Louisiana. Other similar fairs followed, including two linked to quadricentennial celebrations to commemorate the discovery of the New World: the Exposición Histórico-Americana in discovery of the New World: the Exposición Histórico-Americana in discovery Madrid in 1892 and Chicago’s World’s Columbian Exposition of 1893. This early phase came to an end with a fourth fair, the Pan-American Exposi- tion of Buffalo in 1901. While these hemispheric fairs were the endeavors of independent boosters, city offi cials, merchants, and state and federal 80 Lecturas Readings67 The Columbus Lighthouse Competition Revisiting Pan–American architecture’s forgotten memorial Robert González Professor, School of Architecture, Tulane University El concurso del Faro de Colón Un reencuentro con el monumento olvidado de la arquitectura panamericana Robert González Profesor, Escuela de Arquitectura, Tulane University 67Lecturas Readings 81 1 Hacia 1992, la iniciativa era fi nanciada en su totalidad por República Dominicana ya que la mayoría de las naciones americanas habían rechazado su apoyo a la construcción. En 1949, la Unión Panamericana había enviado un cheque por US$26,122.56 a la República Dominicana, el cual representaba una pequeña contribución. El cheque incluía las cuotas pagadas desde la República Dominicana (US$2,098.13); Honduras (US$13,290.16); Nicaragua (US$2,803.75); y Panamá (US$2,940.08); algunas contribuciones misceláneas e ingresos, y un pequeño balance del remanente del fondo del Concurso de Arquitectura. Memorándum para el Dr. Manger del Sr. Curtiss, 14 de marzo de 1955, Biblioteca Conmemorativa de Colón, OEA, Casilla 5, minutas de las reuniones del Comité, 1927–1932. La UPA concluyó con sus responsabilidades el 18 de noviembre de 1949. 1 By 1992, the enterprise was a fully funded Dominican project because the majority of American nations refused to support the construction. Back in 1949, the Pan–American Union had sent a check for $26,122.56 to the Dominican Republic representing a few contributions. The check included the paid quotas from the Dominican Republic ($2,098.13); Honduras ($13,290.16); Nicaragua ($2,803.75); and Panama ($2,940.08); and miscellaneous contributions and income, and a small balance remaining in the Architectural Competition Fund. Memorandum for Dr. Manger from Mr. Curtiss, March 14, 1955, Colum- bus Memorial Library, OAS, Box 5, Minutes of Committee Meetings, 1927–1932. The PAU terminated its responsibilities on November 18, 1949. 3 Early on, the standard number was 21, with Canada and Cuba excluded from the group, even though they (and other possessions) were included graphically with depictions of the Western Hemisphere com- monly used. Today, we see the OAS and Free Trade Area of the Americas Institution list 34 member countries. Continental representation usually references two components (North and South) or three (North, Central and South). 01 Vista frontal de la maqueta de Joseph Lea Gleave que muestra la fuerte carga del decorado exterior en base a motivos precolombinos. 01 Front view of Joseph Lea Gleave’s model, illustrating the heavily decorated exterior with pre–Columbian motifs. 01 02 02 Anteproyecto de Flavio de Rezende Carvalho, Sao Paulo, Brasil. 02 Non–winning entry by Flavio de Rezende Carvalho, Sao Paulo, Brazil. 2 En un inicio, el número promedio fue 21, con Canadá y Cuba exclui- dos del grupo pese a que ellos (y otras posesiones) fueron incluidas gráfi camente con imagénes del hemisferio occidental comúnmente usadas. Actualmente, vemos que la OEA y el Área de Libre Comercio de las Americas tiene 34 países miem- bros. La representación continental normalmente hace referencia a dos componentes (Norte y Sur) o tres (Norte, Centro y Sur). 67Lecturas Readings 81 1 Hacia 1992, la iniciativa era fi nanciada en su totalidad por República Dominicana ya que la mayoría de las naciones americanas habían rechazado su apoyo a la construcción. En 1949, la Unión Panamericana había enviado un cheque por US$26,122.56 a la República Dominicana, el cual representaba una pequeña contribución. El cheque incluía las cuotas pagadas desde la República Dominicana (US$2,098.13); Honduras (US$13,290.16); Nicaragua (US$2,803.75); y Panamá (US$2,940.08); algunas contribuciones misceláneas e ingresos, y un pequeño balance del remanente del fondo del Concurso de Arquitectura. Memorándum para el Dr. Manger del Sr. Curtiss, 14 de marzo de 1955, Biblioteca Conmemorativa de Colón, OEA, Casilla 5, minutas de las reuniones del Comité, 1927–1932. La UPA concluyó con sus responsabilidades el 18 de noviembre de 1949. 1 By 1992, the enterprise was a fully funded Dominican project because the majority of American nations refused to support the construction. Back in 1949, the Pan–American Union had sent a check for $26,122.56 to the Dominican Republic representing a few contributions. The check included the paid quotas from the Dominican Republic ($2,098.13); Honduras ($13,290.16); Nicaragua ($2,803.75); and Panama ($2,940.08); and miscellaneous contributions and income, and a small balance remaining in the Architectural Competition Fund. Memorandum for Dr. Manger from Mr. Curtiss, March 14, 1955, Colum- bus Memorial Library, OAS, Box 5, Minutes of Committee Meetings, 1927–1932. The PAU terminated its responsibilities on November 18, 1949. 3 Early on, the standard number was 21, with Canada and Cuba excluded from the group, even though they (and other possessions) were included graphically with depictions of the Western Hemisphere com- monly used. Today, we see the OAS and Free Trade Area of the Americas Institution list 34 member countries. Continental representation usually references two components (North and South) or three (North, Central and South). 01 Vista frontal de la maqueta de Joseph Lea Gleave que muestra la fuerte carga del decorado exterior en base a motivos precolombinos. 01 Front view of Joseph Lea Gleave’s model, illustrating the heavily decorated exterior with pre–Columbian motifs. 01 02 02 Anteproyecto de Flavio de Rezende Carvalho, Sao Paulo, Brasil. 02 Non–winning entry by Flavio de Rezende Carvalho, Sao Paulo, Brazil. 2 En un inicio, el número promedio fue 21, con Canadá y Cuba exclui- dos del grupo pese a que ellos (y otras posesiones) fueron incluidas gráfi camente con imagénes del hemisferio occidental comúnmente usadas. Actualmente, vemos que la OEA y el Área de Libre Comercio de las Americas tiene 34 países miem- bros. La representación continental normalmente hace referencia a dos componentes (Norte y Sur) o tres (Norte, Centro y Sur). 3 Un total de 59 proyectos fueron recibidos para el concurso (más de 400 propuestas fueron recibidas originalmente). El segundo premio se otorgó al arquitecto mexicano José Luis Benlliure y el tercer lugar al arquitecto uruguayo Adolfo F. Pozzi Guelfi . Las proyectos recibidos provenían del hemisferio occidental y representaban a los siguientes países: Estados Unidos (34), México (7), Uruguay (5), Bolivia (2), Argentina (1), Brasil (1), Canadá (1), Colombia (1), Perú (1) y El Salvador (1). Hubo cuatro proyectos no identifi cados. 4 Hubo aproximadamente 1.970 registrados de 65 países que expresaron su interés en un principio, incluyendo a los arquitectos Marcel Breuer, Paul Cret, Le Corbusier, Robert Mallet–Stevens y, A. y G. Perret. Otros arquitectos que también se registraron fueron Federico Maris- cal, Enrique del Moral, José Villagrán García, Carlos Raúl Villanueva (quien 82 Lecturas Readings67 3 A total of 59 entries were received for the competition (more than 400 applications were originally received). Second prize was awarded to Mexican architect José Luis Benl- liure and third prize was awarded to Uruguayan architect Adolfo F. Pozzi Guelfi . The entries came from the Western Hemisphere and represented the following countries: the United States (34), Mexico (7), Uruguay (5), Bolivia (2), Argentina (1), Brazil (1), Canada (1), Colombia (1), Peru (1) and El Salvador (1). There were four unidentifi ed entries. 4 An estimated 1,970 registrants from 65 countries expressed an interest originally, including archi- tects: Marcel Breuer, Paul Cret, Le Corbusier, Robert Mallet-Stevens and A. and G. Perret. Other architects who also registered included Federico Mariscal, Enrique del Moral, José Villagrán García, Carlos Raúl Villanueva (who registered from Paris), and the German architect Max Cetto (who later emigrated to Mexico). se registró desde París), y el arqui- tecto alemán Max Cetto (quien más tarde emigraría a México). 5 Originalmente se recibieron 196 propuestas latinoamericanas, representando a Argentina (32), Brasil (17), Chile (26), Cuba (35), México (37), Perú (17), Uruguay (28) y otros trece países. No se recibieron postulaciones de El Salvador. 5 Originally, 196 Latin American applications had been received, representing Argentina (32), Brazil (17), Chile (26), Cuba (35), Mexico (37), Peru (17), Uruguay (28) and thirteen other countries. No applica- tions or entries were ever received from El Salvador. 03 04 03 Anteproyecto de Ricardo Jaxa Malachowski, Lima, Perú. Esta es una de las pocas propuestas publicadas en color en la guía de Kelsey. 04 Los tres jurados y el consejero del concurso en Madrid después de la primera etapa del concurso. De izquierda a derecha: Saarinen, Hood, Kelsey y Acosta y Lara. 03 Non–winning entry by Ricardo Jaxa Malachowski, Lima, Peru. This is one of the few entries published in color in Kelseys’competition guide. 04 The three jurors and the competition advisor in Madrid after Phase I of the competition. Left to right: Saarinen, Hood, Kelsey and Acosta y Lara. 3 Un total de 59 proyectos fueron recibidos para el concurso (más de 400 propuestas fueron recibidas originalmente). El segundo premio se otorgó al arquitecto mexicano José Luis Benlliure y el tercer lugar al arquitecto uruguayo Adolfo F. Pozzi Guelfi . Las proyectos recibidos provenían del hemisferio occidental y representaban a los siguientes países: Estados Unidos (34), México (7), Uruguay (5), Bolivia (2), Argentina (1), Brasil (1), Canadá (1), Colombia (1), Perú (1) y El Salvador (1). Hubo cuatro proyectos no identifi cados. 4 Hubo aproximadamente 1.970 registrados de 65 países que expresaron su interés en un principio, incluyendo a los arquitectos Marcel Breuer, Paul Cret, Le Corbusier, Robert Mallet–Stevens y, A. y G. Perret. Otros arquitectos que también se registraron fueron Federico Maris- cal, Enrique del Moral, José Villagrán García, Carlos Raúl Villanueva (quien 82 Lecturas Readings67 3 A total of 59 entries were received for the competition (more than 400 applications were originally received). Second prize was awarded to Mexican architect José Luis Benl- liure and third prize was awarded to Uruguayan architect Adolfo F. Pozzi Guelfi . The entries came from the Western Hemisphere and represented the following countries: the United States (34), Mexico (7), Uruguay (5), Bolivia (2), Argentina (1), Brazil (1), Canada (1), Colombia (1), Peru (1) and El Salvador (1). There were four unidentifi ed entries. 4 An estimated 1,970 registrants from 65 countries expressed an interest originally, including archi- tects: Marcel Breuer, Paul Cret, Le Corbusier, Robert Mallet-Stevens and A. and G. Perret. Other architects who also registered included Federico Mariscal, Enrique del Moral, José Villagrán García, Carlos Raúl Villanueva (who registered from Paris), and the German architect Max Cetto (who later emigrated to Mexico). se registró desde París), y el arqui- tecto alemán Max Cetto (quien más tarde emigraría a México). 5 Originalmente se recibieron 196 propuestas latinoamericanas, representando a Argentina (32), Brasil (17), Chile (26), Cuba (35), México (37), Perú (17), Uruguay (28) y otros trece países. No se recibieron postulaciones de El Salvador. 5 Originally, 196 Latin American applications had been received, representing Argentina (32), Brazil (17), Chile (26), Cuba (35), Mexico (37), Peru (17), Uruguay (28) and thirteen other countries. No applica- tions or entries were ever received from El Salvador. 03 04 03 Anteproyecto de Ricardo Jaxa Malachowski, Lima, Perú. Esta es una de las pocas propuestas publicadas en color en la guía de Kelsey. 04 Los tres jurados y el consejero del concurso en Madrid después de la primera etapa del concurso. De izquierda a derecha: Saarinen, Hood, Kelsey y Acosta y Lara. 03 Non–winning entry by Ricardo Jaxa Malachowski, Lima, Peru. This is one of the few entries published in color in Kelseys’competition guide. 04 The three jurors and the competition advisor in Madrid after Phase I of the competition. Left to right: Saarinen, Hood, Kelsey and Acosta y Lara. 67Lecturas Readings 83 y gobiernos estatales y federales, ellas pueden ser leídas como manifestaciones físicas de las relaciones entre las repúblicas del hemisferio occidental. Dos grandes proyectos fueron desarrollados posteriormente bajo el liderazgo de la Unión Panamericana (UPA) en Washington, D.C., la cual se estableció como organización en 1890 y fue conocida como el Bureau Internacional de las Repú- blicas Americanas (hoy la Organización de Estados Americanos). El primer con- curso tuvo lugar en 1907 y buscó un nuevo edifi cio para las ofi cinas centrales de la propia UPA. A pesar de que este edifi cio serviría de hogar para las repúblicas americanas, a los latinoamericanos no se les permitió participar en el concurso a no ser de que residieran de manera permanente en Estados Unidos. Los arqui- tectos Paul Phillipe Crét y Albert Kelsey de Filadelfi a ganaron el primer premio. El edifi cio, que se encuentra en una destacada ubicación en Washington D.C., ha sido ampliado a través de las décadas desde esa fecha, incluyendo la construcción de edifi cios adicionales y estructuras afi liadas, incluyendo el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Panamericana de la Salud, que a su vez fue el resultado de un concurso que ganó el arquitecto uruguayo Román F. Siri en 19613. Este paisaje institucional único fue dedi- cado a las Américas a una escala aún inigualable, y se vincula con una serie de plazas y estatuas dedicadas a los héroes de América Latina. Mientras que las primeras ferias representaban los intereses de los abanderados paname- ricanos que buscaban ganancias económicas, las ofi cinas centrales de la UPA llegaron a representar un modelo para la unión de las naciones. Algunos incluso llegaron a considerar al edifi cio simbólicamente, como un capitolio de las Américas o el nexo con un continente–nación imaginado. En concor- dancia a este escenario, el lenguaje empleado para describir el edifi cio como un símbolo de un hemisferio unido asumió un tono nacionalista. Siguiendo el deseo histórico por honrar a Colón y su desembarco caribeño, en 1914 William E. Pulliam, un ofi cial de aduanas norteamericano instalado en Santo Domingo, comenzó a promover el interés por un monumento faro, imaginándoselo como lo había descrito alguna vez el historiador domini- cano Antonio del Monte y Tejada en el s. XIX. La UPA terminó por coordinar este ambicioso proyecto y contratar a Kelsey para preparar el concurso en dos etapas. Él viajó a América Latina, promovió el interés por el proyecto del faro conmemorativo y elaboró las bases del concurso, enfatizando la innovación tecnológica y la unidad hemisférica. Las bases de Kelsey eran en sí proble- máticas, dado que el rol que asumió fue condescendiente y de mayor enver- gadura a su experiencia. Presumía educar a los arquitectos participantes en arquitectura tropical, en el paisaje cultural dominicano y en América Latina en general. Los programas con imágenes repetidas de faros, estatuas de Colón y cruces infl uenciaron muchas propuestas predecibles, que el jurado eliminó rápidamente. Desde muy temprano en la primera vuelta, Kelsey había mani- festado su descontento con la calidad de los proyectos y Wright fue despiada- damente crítico con las propuestas de la segunda etapa. Por ende, el concurso se recuerda hoy en día no sólo por el número sin prece- dentes de países representados y por la cantidad impresionante de concursantes –más del doble que las del concurso del Chicago Tribune de 1922, que llegó a un total de 189– si no también por las postulaciones presentadas por muchos arqui- tectos notables que fueron eliminados; incluyendo a Alvar Aalto, Eric Bryggman, Tony Garnier, Helmle, Corbett & Harrison, Konstantin Melnikov y, de América Latina; Flavio de Rezende Carvalho, Luis MacGregor, Mira & Rosich, Smith Solar & Smith Miller y Carlos Obregón Santacilia4. También es impresionante ver que fueron recibidas en el concurso 39 propuestas de América Latina, com- parado con las tres presentadas en el concurso de Chicago (de Cuba y México)5. El nombre poco familiar de Gleave provocó una tibia recepción por parte de la prensa y las revistas de arquitectura, los relatos más comprensivos sobre los concursos de arquitectura lo excluyeron totalmente. Cuando fue considerado, el Faro de Colón fue descrito como un gran monumento al Padre Fundador del hemisferio occidental, adoptando nuevamente un tono nacionalista. Con su governments, these fairgrounds can be read as physical manifestations of the relationships between the republics of the Western Hemisphere. Two major projects that followed were developed under the director- ship of the Pan-American Union (PAU) in Washington, D.C., the orga- nization established in 1890 as the International Bureau of American Republics (today the Organization of American States). The fi rst competi- tion, taking place in 1907, was the design of the PAU’s own headquarters. Although this building would serve as the home of the American Repub- lics, Latin Americans were not allowed to enter the competition unless they resided permanently in the United States. Architects Paul Phillipe Crét and Albert Kelsey of Philadelphia were awarded fi rst prize. The building’s prominent location in Washington, D.C. has been expanded upon over the decades since then to include additional buildings and affi liated structures, including the Inter-American Development Bank and the Pan-American Health Organization, which was itself the result of a competition won by Uruguayan architect Román F. Siri in 19613. This unique institutional landscape, a dedication to the Americas at a scale that remains unmatched, is linked together with a series of plazas and statues dedicated to the heroes of Latin America. While the early fairs represented the interests of Pan-American fl ag wavers seeking economic gains, the PAU headquarters came to represent a model union of nations. Some even came to consider the building as the symbolic capitol of the Americas, the nexus of an imagined nation-continent. And appropri- ately, the language used to describe the building as a symbol of a unifi ed hemisphere took on a nationalistic tone. Building upon an age-old desire to honor Columbus and his historic Caribbean landing, in 1914, William E. Pulliam, the U.S. Customs Receiv- ership stationed in Santo Domingo, began to raise interest in a lighthouse monument, imagining it as Dominican historian Antonio del Monte y Tejada had once described such a monument in the nineteenth century. The PAU eventually coordinated this ambitious project and hired Kelsey to prepare a two-stage competition. He traveled to Latin America, raised interest in the lighthouse memorial, and created a competition pro- gram that emphasized technological innovation and hemispheric unity. Kelsey’s competition program was itself problematic; the role he assumed was patronizing and beyond his expertise. He presumed to educate the registering architect on tropical architecture, the Dominican cultural landscape, and Latin America in general. The program’s repeated imag- ery of lighthouses, Columbus statuary and crosses infl uenced many pre- dictable design submissions, which the jurors quickly eliminated. Early on, Kelsey had communicated his disappointment with the quality of the entries in the fi rst round; and Wright was ruthlessly critical of the second-round entries. The competition is thus not only remembered today for the unprece- dented number of countries represented and the impressive number of entries more than twice as many as the Chicago Tribune Competition of 1922, which totaled 189, but also for the entries submitted by the many noted architects that were eliminated, including Alvar Aalto, Erik Bryg- gman, Tony Garnier, Helmle, Corbett and Harrison, Konstantin Melnikov, and from Latin America, Flavio de Rezende Carvalho, Luis MacGregor, Mira & Rosich, Smith Solar & Smith Miller, and Carlos Obregón Santa- cilia4. It is also impressive to see that 39 Latin American design entries were submitted to the competition, compared to the mere three submit- ted to the Chicago competition (from Cuba and Mexico)5. Unfamiliarity with Gleave led to a lukewarm reception by the press and the architec- ture journals; the most comprehensive histories of architectural com- petitions consequently left it out completely. When it was noted, the Columbus Lighthouse was described as a grand monument to the West- 67Lecturas Readings 83 y gobiernos estatales y federales, ellas pueden ser leídas como manifestaciones físicas de las relaciones entre las repúblicas del hemisferio occidental. Dos grandes proyectos fueron desarrollados posteriormente bajo el liderazgo de la Unión Panamericana (UPA) en Washington, D.C., la cual se estableció como organización en 1890 y fue conocida como el Bureau Internacional de las Repú- blicas Americanas (hoy la Organización de Estados Americanos). El primer con- curso tuvo lugar en 1907 y buscó un nuevo edifi cio para las ofi cinas centrales de la propia UPA. A pesar de que este edifi cio serviría de hogar para las repúblicas americanas, a los latinoamericanos no se les permitió participar en el concurso a no ser de que residieran de manera permanente en Estados Unidos. Los arqui- tectos Paul Phillipe Crét y Albert Kelsey de Filadelfi a ganaron el primer premio. El edifi cio, que se encuentra en una destacada ubicación en Washington D.C., ha sido ampliado a través de las décadas desde esa fecha, incluyendo la construcción de edifi cios adicionales y estructuras afi liadas, incluyendo el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Panamericana de la Salud, que a su vez fue el resultado de un concurso que ganó el arquitecto uruguayo Román F. Siri en 19613. Este paisaje institucional único fue dedi- cado a las Américas a una escala aún inigualable, y se vincula con una serie de plazas y estatuas dedicadas a los héroes de América Latina. Mientras que las primeras ferias representaban los intereses de los abanderados paname- ricanos que buscaban ganancias económicas, las ofi cinas centrales de la UPA llegaron a representar un modelo para la unión de las naciones. Algunos incluso llegaron a considerar al edifi cio simbólicamente, como un capitolio de las Américas o el nexo con un continente–nación imaginado. En concor- dancia a este escenario, el lenguaje empleado para describir el edifi cio como un símbolo de un hemisferio unido asumió un tono nacionalista. Siguiendo el deseo histórico por honrar a Colón y su desembarco caribeño, en 1914 William E. Pulliam, un ofi cial de aduanas norteamericano instalado en Santo Domingo, comenzó a promover el interés por un monumento faro, imaginándoselo como lo había descrito alguna vez el historiador domini- cano Antonio del Monte y Tejada en el s. XIX. La UPA terminó por coordinar este ambicioso proyecto y contratar a Kelsey para preparar el concurso en dos etapas. Él viajó a América Latina, promovió el interés por el proyecto del faro conmemorativo y elaboró las bases del concurso, enfatizando la innovación tecnológica y la unidad hemisférica. Las bases de Kelsey eran en sí proble- máticas, dado que el rol que asumió fue condescendiente y de mayor enver- gadura a su experiencia. Presumía educar a los arquitectos participantes en arquitectura tropical, en el paisaje cultural dominicano y en América Latina en general. Los programas con imágenes repetidas de faros, estatuas de Colón y cruces infl uenciaron muchas propuestas predecibles, que el jurado eliminó rápidamente. Desde muy temprano en la primera vuelta, Kelsey había mani- festado su descontento con la calidad de los proyectos y Wright fue despiada- damente crítico con las propuestas de la segunda etapa. Por ende, el concurso se recuerda hoy en día no sólo por el número sin prece- dentes de países representados y por la cantidad impresionante de concursantes –más del doble que las del concurso del Chicago Tribune de 1922, que llegó a un total de 189– si no también por las postulaciones presentadas por muchos arqui- tectos notables que fueron eliminados; incluyendo a Alvar Aalto, Eric Bryggman, Tony Garnier, Helmle, Corbett & Harrison, Konstantin Melnikov y, de América Latina; Flavio de Rezende Carvalho, Luis MacGregor, Mira & Rosich, Smith Solar & Smith Miller y Carlos Obregón Santacilia4Solar & Smith Miller y Carlos Obregón Santacilia4Solar & Smith Miller y Carlos Obregón Santacilia . También es impresionante ver que fueron recibidas en el concurso 39 propuestas de América Latina, com- parado con las tres presentadas en el concurso de Chicago (de Cuba y México)5. El nombre poco familiar de Gleave provocó una tibia recepción por parte de la prensa y las revistas de arquitectura, los relatos más comprensivos sobre los concursos de arquitectura lo excluyeron totalmente. Cuando fue considerado, el Faro de Colón fue descrito como un gran monumento al Padre Fundador del Padre Fundador del Padre Fundador hemisferio occidental, adoptando nuevamente un tono nacionalista. Con su governments, these fairgrounds can be read as physical manifestations of the relationships between the republics of the Western Hemisphere. Two major projects that followed were developed under the director- ship of the Pan-American Union (PAU) in Washington, D.C., the orga- nization established in 1890 as the International Bureau of American Republics (today the Organization of American States). The fi rst competi- tion, taking place in 1907, was the design of the PAU’s own headquarters. Although this building would serve as the home of the American Repub- lics, Latin Americans were not allowed to enter the competition unless they resided permanently in the United States. Architects Paul Phillipe Crét and Albert Kelsey of Philadelphia were awarded fi rst prize. The building’s prominent location in Washington, D.C. has been expanded upon over the decades since then to include additional buildings and affi liated structures, including the Inter-American Development Bank and the Pan-American Health Organization, which was itself the result of a competition won by Uruguayan architect Román F. Siri in 19613. This unique institutional landscape, a dedication to the Americas at a scale that remains unmatched, is linked together with a series of plazas and statues dedicated to the heroes of Latin America. While the early fairs represented the interests of Pan-American fl ag wavers seeking economic gains, the PAU headquarters came to represent a model union of nations. Some even came to consider the building as the symbolic capitol of the Americas, the nexus of an imagined nation-continent. And appropri- ately, the language used to describe the building as a symbol of a unifi ed hemisphere took on a nationalistic tone. Building upon an age-old desire to honor Columbus and his historic Caribbean landing, in 1914, William E. Pulliam, the U.S. Customs Receiv- ership stationed in Santo Domingo, began to raise interest in a lighthouse monument, imagining it as Dominican historian Antonio del Monte y Tejada had once described such a monument in the nineteenth century. The PAU eventually coordinated this ambitious project and hired Kelsey to prepare a two-stage competition. He traveled to Latin America, raised interest in the lighthouse memorial, and created a competition pro- gram that emphasized technological innovation and hemispheric unity. Kelsey’s competition program was itself problematic; the role he assumed was patronizing and beyond his expertise. He presumed to educate the registering architect on tropical architecture, the Dominican cultural landscape, and Latin America in general. The program’s repeated imag- ery of lighthouses, Columbus statuary and crosses infl uenced many pre- dictable design submissions, which the jurors quickly eliminated. Early on, Kelsey had communicated his disappointment with the quality of the entries in the fi rst round; and Wright was ruthlessly critical of the second-round entries. The competition is thus not only remembered today for the unprece- dented number of countries represented and the impressive number of entries more than twice as many as the Chicago Tribune Competition of 1922, which totaled 189, but also for the entries submitted by the many noted architects that were eliminated, including Alvar Aalto, Erik Bryg- gman, Tony Garnier, Helmle, Corbett and Harrison, Konstantin Melnikov, and from Latin America, Flavio de Rezende Carvalho, Luis MacGregor, Mira & Rosich, Smith Solar & Smith Miller, and Carlos Obregón Santa- cilia4. It is also impressive to see that 39 Latin American design entries were submitted to the competition, compared to the mere three submit- ted to the Chicago competition (from Cuba and Mexico)5. Unfamiliarity with Gleave led to a lukewarm reception by the press and the architec- ture journals; the most comprehensive histories of architectural com- petitions consequently left it out completely. When it was noted, the Columbus Lighthouse was described as a grand monument to the West- 84 Lecturas Readings67 establecimiento, el faro unió el capitolio del hemisferio occidental en el Potomac para completar la construcción imaginaria de las Américas, de acuerdo a la visión de la UPA. A ello siguieron otros esfuerzos. A principios de 1940 la asociación de la Sexta Avenida de la ciudad de Nueva York propuso renombrarse Avenida de las Américas y desarrollar un centro comercial de las Américas. El plan consistía en levantar 23 edifi cios a lo largo de la avenida, donde cada edifi cio representaría una república americana. El arquitecto Harvey Wiley Corbett organizó el Comité y contrató a Hugh Ferriss para desarrollar los bosquejos del concepto. Edward Durrell Stone hizo que sus estudiantes de arquitectura de la NYU, prepararan maquetas y dibujos para una presentación pública6 Este gran plan nunca fue completamente realizado, sin embargo el alcalde La Guardia fi rmó una ley para cambiar el nombre de la avenida. Hoy, el legado de los tres proyectos –el edifi cio del capitolio, el monumento al Padre Fundador y la gran avenida– consiste en las cientos de plazas y parques de las Américas, los monumentos a Colón y los clubes e instituciones panamericanas que se encuentran a lo largo de las Américas. Los años cincuenta y sesenta evidenciaron los últimos grandes proyectos hemis- féricos del siglo, una fue la propuesta de una feria mundial permanente llamada Interama (Feria Cultural y de Comercio Interamericana) planeada para Miami, Florida. Fue proyectada en sus etapas iniciales por Hugh Ferriss y luego por Marcel Breuer, Louis Kahn, Paul Rudolph, Josep Lluis Sert, Edward Durrell Stone, Harry Weese y Minoru Yamasaki. Esta feria nunca tuvo lugar, pero en 1968 una feria similar, llamada con acierto HemisFair, tuvo lugar en San Antonio, Texas. Las Américas podrían ver pronto un precedente en esta línea de edifi cios con el futuro establecimiento del Secretariado Permanente de las Áreas de Libre Comer- cio de las Américas. Existen diez ciudades que ahora compiten por el título de Centro para el Hemisferio Occidental y que se encuentran posicionadas para albergar a este nuevo edifi cio panamericano7. La posición del Faro Conmemorativo de Colón entre esta familia de proyectos es clave para poder comprender la naturaleza de las propuestas recibidas. Las contribuciones más interesantes del concurso a la arquitectura panamericana son los 300 proyectos entregados por africanos, asiáticos y europeos entre otros, que presentan diversas visiones del hemisferio occidental8. Como se mencionó anteriormente, muchos de los proyectos de los participantes cayeron presa de imágenes predecibles de un Colón heroico, pero otros presentaban perspectivas globales asociadas a continentes que se concentraban en la modernidad tecno- lógica. Los proyectos refl ejan una amplia y diversa gama de la arquitectura de fi nales de los años veinte, con evidencias del Beaux–Arts, Art Deco e infl uencias modernas. Las más interesantes son las propuestas rusas. Los temas tratados en los proyectos recibidos tendieron a caer en tres catego- rías: la exploración náutica (con barcos y estatuas gigantes mostrando a Colón, el navegante); globos iluminados (representando el faro iluminado o el mundo); y a Colón en su misión evangelizadora del cristianismo (con crucifi jos y capillas añadidas). Dos enfoques adicionales, que ofrecen una mayor comprensión del tema, se enfocan en la innovación náutica y en el pasado indígena de las Amé- ricas. La unión entre la tipología del faro con la pista de aviación y la torre eran probablemente lo más interesante del programa. Bryggman presentó uno de los esquemas más elegantes: combinó de manera abstracta los componentes de ilu- minación y las vistas de ambos programas en la cima de una torre angosta. Su colega, el arquitecto fi nlandés Aalto propuso una torre en espiral en hormigón armado, donde el hemisferio occidental fue abstraído a un pilar de progreso, futurismo y solidaridad. En este proyecto, los elementos funcionales se ocultaron. El arquitecto chileno Rodulfo Oyarzún presentó una torre que se volvía angosta y que gradualmente tomaba la forma de un espiral, pero su propuesta hacia refe- rencia a las ruinas precolombinas de El Caracol en México. La torre en espiral de Garnier se refería a la Torre Eiffel y funcionaba como un esqueleto que protegía la cripta de Colón. El jurado describió esta iniciativa como un esquema mareador. Los proyectos rusos elaborados por Vladimir Krinsky, Ivan Leonidov, Konstantin Melnikov y otros, utilizaron partes mecánicas para simbolizar el progreso y la ern Hemisphere’s founding father, again, with a nationalist tone. With its erection, the lighthouse joined the capitol of the Western Hemisphere on the Potomac to complete the imaginary construction of the Americas, accord- ing to the PAU’s vision. Other attempts followed. In the early 1940s, the Sixth Avenue Association in New York City proposed to rename itself as the Avenue of the Americas, and develop a commercial center of the Ameri- cas. The plan was to erect 23 high-rises along the avenue, each building representing an American Republic. Architect Harvey Wiley Corbett orga- nized the committee and hired Hugh Ferriss to prepare concept sketches. Edward Durrell Stone had his NYU architecture students prepare models and drawings for a public presentation6. This grand plan was never fully realized, but Mayor La Guardia did sign the bill to change the avenue’s name. Today, the legacy of the three projects -the capitol building, the monument to the founding father, and the grand avenue- are the hundreds of plazas and parks of the Americas, the monuments to Columbus, and the Pan-American clubs and institutions found throughout the Americas. The 50s and 60s witnessed the last grand hemispheric projects of the century, one being the proposed permanent world’s fair called Interama (Inter-American Cultural and Trade Fair) planned for Miami, Florida. It was designed in the early stages by Hugh Ferriss, and later by Marcel Breuer, Louis Kahn, Paul Rudolph, Josep Lluis Sert, Edward Durrell Stone, Harry Weese and Minoru Yamasaki. This fair never took place, but in 1968, a similar fair, cleverly named HemisFair, took place in San Antonio, Texas. The Americas may soon see a predecessor to this line of building with the future permanent secretariat of the Free Trade Areas of the Americas institution. Ten cities are now vying for the title center of the Western Hemi- sphere and are poised to house this new Pan-American building7. Locating the Columbus Memorial Lighthouse amidst this family of projects is key in understanding the nature of the entries. The compe- tition’s most interesting contributions to Pan-American architecture are the over 300 entries, authored by Africans, Asians, Europeans, etc., that present diverse visions of the Western Hemisphere8. As already stated, many contestant’s designs fell prey to predictable imagery of an heroic Columbus, but others presented global perspectives of linked continents that concentrated on technological modernity. The design entries refl ect a broad cross-section of the architecture of the late 1920s, with evidence of Beaux-Arts, Art Deco and Modern infl u- ences. The most interesting are the Russian proposals. The themes explored in the design entries tended to fall into three cat- egories: nautical exploration (with giant ships and statuary depicting Columbus, the Navigator); illuminated globes (representing the illumi- nated lighthouse or the world); and Columbus’ Christianizing mission (with cruciforms and chapels added to the designs). Two additional design approaches that offer insight focus on navigational innovation and the Americas’ indigenous past. The meshing of the lighthouse typol- ogy with the aviation airfi eld and tower was arguably the most interest- ing part of the program. Bryggman presented one of the most elegant schemes; it abstractly combined the lighting and viewing components of both programs at the top of a slender tower. Fellow Finnish architect Aalto proposed a spiraling reinforced concrete tower where the Western Hemisphere was abstracted into a pillar of progress, futurism and soli- darity; in this scheme, the functional elements were hidden. Chilean architect Rodulfo Oyarzún presented a gradually tapering and spiral- ing tower, but his submission referenced the pre-Columbian El Caracol ruins of Mexico. Garnier’s spiraling tower harkened to the Eiffel Tower and served as an exoskeleton that protected the Columbian crypt; the jurors called this a dizzying scheme. The Russian schemes, produced by Vladimir Krinsky, Ivan Leonidov and Konstantin Melnikov and others, 6 Esta historia apareció en el New York Times, el 12 de junio de 1941. 7 Entre las ciudades que postulan están en México (Cancún y Puebla), Panamá (Ciudad de Panamá), Puerto Rico (San Juan), Trinidad y Tobago (Puerto España), y Estados Unidos (Atlanta, Chicago, Galveston, Houston y Miami). 8 Además de las 39 postulaciones pro- venientes de América Latina, Estados Unidos presentó 113 y Canadá 1. 6 This story appeared in the New York Times in June 12, 1941. 7 The competing cities are in Mexico (Cancún and Puebla), Panama (Panama City), Puerto Rico (San Juan), Trinidad & Tobago (Port of Spain), and the United States (Atlanta, Chicago, Galveston, Houston and Miami). 8 In addition to Latin America’s 39 entries, the United States submitted 113 and Canada 1. 84 Lecturas Readings67 establecimiento, el faro unió el capitolio del hemisferio occidental en el Potomac para completar la construcción imaginaria de las Américas, de acuerdo a la visión de la UPA. A ello siguieron otros esfuerzos. A principios de 1940 la asociación de la Sexta Avenida de la ciudad de Nueva York propuso renombrarse Avenida de las Américas y desarrollar un centro comercial de las Américas. El plan consistía en levantar 23 edifi cios a lo largo de la avenida, donde cada edifi cio representaría una república americana. El arquitecto Harvey Wiley Corbett organizó el Comité y contrató a Hugh Ferriss para desarrollar los bosquejos del concepto. Edward Durrell Stone hizo que sus estudiantes de arquitectura de la NYU, prepararan maquetas y dibujos para una presentación pública6maquetas y dibujos para una presentación pública6maquetas y dibujos para una presentación pública Este gran plan nunca fue 6 Este gran plan nunca fue 6 completamente realizado, sin embargo el alcalde La Guardia fi rmó una ley para cambiar el nombre de la avenida. Hoy, el legado de los tres proyectos –el edifi cio del capitolio, el monumento al Padre Fundador y la Padre Fundador y la Padre Fundador gran avenida– consiste en las cientos de plazas y parques de las Américas, los monumentos a Colón y los clubes e instituciones panamericanas que se encuentran a lo largo de las Américas. Los años cincuenta y sesenta evidenciaron los últimos grandes proyectos hemis- féricos del siglo, una fue la propuesta de una feria mundial permanente llamada Interama (Feria Cultural y de Comercio Interamericana) planeada para Miami, Interama (Feria Cultural y de Comercio Interamericana) planeada para Miami, Interama Florida. Fue proyectada en sus etapas iniciales por Hugh Ferriss y luego por Marcel Breuer, Louis Kahn, Paul Rudolph, Josep Lluis Sert, Edward Durrell Stone, Harry Weese y Minoru Yamasaki. Esta feria nunca tuvo lugar, pero en 1968 una feria similar, llamada con acierto HemisFair, tuvo lugar en San Antonio, Texas. HemisFair, tuvo lugar en San Antonio, Texas. HemisFair Las Américas podrían ver pronto un precedente en esta línea de edifi cios con el futuro establecimiento del Secretariado Permanente de las Áreas de Libre Comer- cio de las Américas. Existen diez ciudades que ahora compiten por el título de Centro para el Hemisferio Occidental y que se encuentran posicionadas para albergar Centro para el Hemisferio Occidental y que se encuentran posicionadas para albergar Centro para el Hemisferio Occidental a este nuevo edifi cio panamericano7. La posición del Faro Conmemorativo de Colón entre esta familia de proyectos es clave para poder comprender la naturaleza de las propuestas recibidas. Las contribuciones más interesantes del concurso a la arquitectura panamericana son los 300 proyectos entregados por africanos, asiáticos y europeos entre otros, que presentan diversas visiones del hemisferio occidental8. Como se mencionó anteriormente, muchos de los proyectos de los participantes cayeron presa de imágenes predecibles de un Colón heroico, pero otros presentaban perspectivas globales asociadas a continentes que se concentraban en la modernidad tecno- lógica. Los proyectos refl ejan una amplia y diversa gama de la arquitectura de fi nales de los años veinte, con evidencias del Beaux–Arts, Art Deco e infl uencias modernas. Las más interesantes son las propuestas rusas. Los temas tratados en los proyectos recibidos tendieron a caer en tres catego- rías: la exploración náutica (con barcos y estatuas gigantes mostrando a Colón, el navegante); globos iluminados (representando el faro iluminado o el mundo); y a Colón en su misión evangelizadora del cristianismo (con crucifi jos y capillas añadidas). Dos enfoques adicionales, que ofrecen una mayor comprensión del tema, se enfocan en la innovación náutica y en el pasado indígena de las Amé- ricas. La unión entre la tipología del faro con la pista de aviación y la torre eran probablemente lo más interesante del programa. Bryggman presentó uno de los esquemas más elegantes: combinó de manera abstracta los componentes de ilu- minación y las vistas de ambos programas en la cima de una torre angosta. Su colega, el arquitecto fi nlandés Aalto propuso una torre en espiral en hormigón armado, donde el hemisferio occidental fue abstraído a un pilar de progreso, futurismo y solidaridad. En este proyecto, los elementos funcionales se ocultaron. El arquitecto chileno Rodulfo Oyarzún presentó una torre que se volvía angosta y que gradualmente tomaba la forma de un espiral, pero su propuesta hacia refe- rencia a las ruinas precolombinas de El Caracol en México. La torre en espiral de Garnier se refería a la Torre Eiffel y funcionaba como un esqueleto que protegía la cripta de Colón. El jurado describió esta iniciativa como un esquema mareador. mareador. mareador Los proyectos rusos elaborados por Vladimir Krinsky, Ivan Leonidov, Konstantin Melnikov y otros, utilizaron partes mecánicas para simbolizar el progreso y la ern Hemisphere’s founding father, again, with a nationalist tone. With its erection, the lighthouse joined the capitol of the Western Hemisphere on the Potomac to complete the imaginary construction of Potomac to complete the imaginary construction of Potomac the Americas, accord- ing to the PAU’s vision. Other attempts followed. In the early 1940s, the Sixth Avenue Association in New York City proposed to rename itself as the Avenue of the Americas, and develop a commercial center of the Ameri- cas. The plan was to erect 23 high-rises along the avenue, each building representing an American Republic. Architect Harvey Wiley Corbett orga- nized the committee and hired Hugh Ferriss to prepare concept sketches. Edward Durrell Stone had his NYU architecture students prepare models and drawings for a public presentation6. This grand plan was never fully realized, but Mayor La Guardia did sign the bill to change the avenue’s name. Today, the legacy of the three projects -the capitol building, the monument to the founding father, and the grand avenue- are the hundreds of plazas and parks of the Americas, the monuments to Columbus, and the Pan-American clubs and institutions found throughout the Americas. The 50s and 60s witnessed the last grand hemispheric projects of the century, one being the proposed permanent world’s fair called Interama (Inter-American Cultural and Trade Fair) planned for Miami, Florida. It was designed in the early stages by Hugh Ferriss, and later by Marcel Breuer, Louis Kahn, Paul Rudolph, Josep Lluis Sert, Edward Durrell Stone, Harry Weese and Minoru Yamasaki. This fair never took place, but in 1968, a similar fair, cleverly named HemisFair, took place in San Antonio, Texas. The Americas may soon see a predecessor to this line of building with the future permanent secretariat of the Free Trade Areas of the Americas institution. Ten cities are now vying for the title center of the Western Hemi- sphere and are poised to house this new Pan-American building7. Locating the Columbus Memorial Lighthouse amidst this family of projects is key in understanding the nature of the entries. The compe- tition’s most interesting contributions to Pan-American architecture are the over 300 entries, authored by Africans, Asians, Europeans, etc., that present diverse visions of the Western Hemisphere8. As already stated, many contestant’s designs fell prey to predictable imagery of an heroic Columbus, but others presented global perspectives of linked continents that concentrated on technological modernity. The design entries refl ect a broad cross-section of the architecture of the late 1920s, with evidence of Beaux-Arts, Art Deco and Modern infl u- ences. The most interesting are the Russian proposals. The themes explored in the design entries tended to fall into three cat- egories: nautical exploration (with giant ships and statuary depicting Columbus, the Navigator); illuminated globes (representing the illumi- nated lighthouse or the world); and Columbus’ Christianizing mission (with cruciforms and chapels added to the designs). Two additional design approaches that offer insight focus on navigational innovation and the Americas’ indigenous past. The meshing of the lighthouse typol- ogy with the aviation airfi eld and tower was arguably the most interest- ing part of the program. Bryggman presented one of the most elegant schemes; it abstractly combined the lighting and viewing components of both programs at the top of a slender tower. Fellow Finnish architect Aalto proposed a spiraling reinforced concrete tower where the Western Hemisphere was abstracted into a pillar of progress, futurism and soli- darity; in this scheme, the functional elements were hidden. Chilean architect Rodulfo Oyarzún presented a gradually tapering and spiral- ing tower, but his submission referenced the pre-Columbian El Caracol ruins of Mexico. Garnier’s spiraling tower harkened to the Eiffel Tower and served as an exoskeleton that protected the Columbian crypt; the jurors called this a dizzying scheme. The Russian schemes, produced by dizzying scheme. The Russian schemes, produced by dizzying Vladimir Krinsky, Ivan Leonidov and Konstantin Melnikov and others, 6 Esta historia apareció en el New York Times, el 12 de junio de 1941. 7 Entre las ciudades que postulan están en México (Cancún y Puebla), Panamá (Ciudad de Panamá), Puerto Rico (San Juan), Trinidad y Tobago (Puerto España), y Estados Unidos (Atlanta, Chicago, Galveston, Houston y Miami). 8 Además de las 39 postulaciones pro- venientes de América Latina, Estados Unidos presentó 113 y Canadá 1. 6 This story appeared in the New York Times in June 12, 1941. 7 The competing cities are in Mexico (Cancún and Puebla), Panama (Panama City), Puerto Rico (San Juan), Trinidad & Tobago (Port of Spain), and the United States (Atlanta, Chicago, Galveston, Houston and Miami). 8 In addition to Latin America’s 39 entries, the United States submitted 113 and Canada 1. 67Lecturas Readings 85 06-07 Anteproyecto de Constantine Stepanovitch Melnikoff, Moscú, Rusia. 08 Maqueta del anteproyecto de Alvar Aalto, que no fue publicado en la guía de Kelsey. 06-07 Non–winning entry by Constantine Stepanovitch Melnikoff, Moscow, Russia. 08 Model of Alvar Aalto´s entry, which was not published in Kelsey´s book. 06 08 07 67Lecturas Readings 85 06-07 Anteproyecto de Constantine Stepanovitch Melnikoff, Moscú, Rusia. 08 Maqueta del anteproyecto de Alvar Aalto, que no fue publicado en la guía de Kelsey. 06-07 Non–winning entry by Constantine Stepanovitch Melnikoff, Moscow, Russia. 08 Model of Alvar Aalto´s entry, which was not published in Kelsey´s book. 06 08 07 10 09 09 Anteproyecto de Tony Garnier, Lyon, Francia. 10 Anteproyecto de Rodulfo A. Oyarzún Philippi, Santiago, Chile. 09 Non–winning entry by Tony Garnier, Lyon, France. 10 Non–winning entry by Rodulfo A. Oyarzún Philippi, Santiago, Chile. 86 Lecturas Readings67 10 09 09 Anteproyecto de Tony Garnier, Lyon, Francia. 10 Anteproyecto de Rodulfo A. Oyarzún Philippi, Santiago, Chile. 09 Non–winning entry by Tony Garnier, Lyon, France. 10 Non–winning entry by Rodulfo A. Oyarzún Philippi, Santiago, Chile. 86 Lecturas Readings67 libertad de expresión, dando como resultado los faros más dinámicos. El movi- miento rotacional integrado del proyecto de Melnikov por ejemplo, ocurría en ciclos de tiempo diferentes a través de la dimensión vertical. Con esto, dependía del tiempo y del lugar para ilustrar el progreso sin fi n que el hemisferio occi- dental representaba para el ruso provocador. Las aletas giratorias rojas y azules simbolizaban el baile perpetuo entre Norte y Sudamérica, mientras que dos estructuras cónicas y balanceadas simbolizaban al Nuevo y Viejo Mundo. Si bien, muchas de las propuestas recibidas de fuera de América Latina y Estados Unidos fueron exitosas en abstraer el futuro y el pasado del hemisferio occidental, las postulaciones latinoamericanas fueron más exitosas en introducir de manera inteligente las referencias precolombinas. En el proyecto de Carvalho, los moti- vos precolombinos fueron utilizados para aportar especifi cidad histórica a los componentes centrales de su proyecto. De igual manera, la narrativa histórica indígena propuesta por Obregón Santacilia fue extensa y bien informada. Se puede contrastar esto con la aproximación de Gleave, la cual refl eja una gran ingenuidad. De hecho, cuando el monumento fue fi nalmente cons- truido en 1992, el arquitecto consultor Teófi lo Carbonell eliminó por com- pleto los motivos murales precolombinos de Gleave. El esquema de Gleave se asemejaba a un escenario de Hollywood, con fi guras a escala y con som- brero que fueron agregadas a su maqueta fi nal. Es ampliamente reconocido que ganó el primer lugar porque su iniciativa se asimilaba con los propios sueños panamericanos californianos de Wright. En 1992, se esperaba que este faro de proporciones monumentales llamara la atención del público internacional y que fi nalmente atrajera el tan anhelado turismo a Santo Domingo. Uno de los espectáculos principales del faro fue su enorme crucifi jo iluminado, el cual se proyectaba al cielo. Este factor causaba frecuentes cortes de luz en una ciudad que ya se caracterizaba por una econo- mía tensa. Esa y otras controversias fueron las que más llamaron la atención. También surgieron críticas a raíz de la construcción de un muro que buscaba ocultar los barrios pobres aledaños. Dicho muro se bautizó como El muro de la ver- güenza por la prensa. Asimismo, Estados Unidos no envió a ningún representante a la inauguración y surgieron protestas por parte de las comunidades nativas americanas, que contribuyeron con otro elemento nuevo a la controversia de la celebración del descubrimiento del Nuevo Mundo. Puede resultar curioso que la actividad arquitectónica panamericana haya sido enfocada en Estados Unidos, de todos modos la participación latinoamericana ha existido siempre, paralela- mente a la historia de la Organización de Estados Americanos. También debe tomarse en cuenta el hecho que un gran número de los proyectos mencionados aquí fueron vinculados a diversos esfuerzos por parte de ciudades de Estados Unidos que clamaban el título de Puerta de Entrada de las Américas; un título que hasta hace poco escasas ciudades latinoamericanas jamás habían buscado recla- mar. Esto enfatiza el hecho que la arquitectura panamericana ha sido principal- mente una empresa unidireccional. El Faro de Colón permanece entonces como un ícono importante de su época, cuando Estados Unidos intentó de manera asertiva moldear el movimiento panamericano. Puede sin duda alguna conside- rarse como uno de los íconos más ambiciosos, aunque casi siempre ignorado, de la historia americana. Bibliografía Irigoyen, Adriana. “Frank Lloyd Wright in Brazil”. The Journal of Architecture Vol. 5 N˚2, Royal Institute of British Architects, Londres, verano 2000. / Pan–American Union, Program and rules of the second competition for the selection of an architect for the monumental lighthouse, which the nations of the world will erect in the Dominican Republic to the memory of Christopher Columbus; together with the report of the International jury... Prepared by Albert Kelsey. Pan–American Union, 1930. / Roorda, Eric Paul. “The cult of the airplane among U.S. military men and dominicans during the U.S. occu- pation and the Trujillo regime”. En Gilbert, M. Joseph, et al. (eds.). Close encounters of empire: writing the cultural history of U.S.–Latin American relations. Duke University Press, Durham, 1998. / Waldheim, Charles y Santos–Munné, Marilí. “Landscape as a monument: J.L. Gleave and the Columbus Lighthouse Competition”. Archi- vos de Arquitectura Antillana Vol. 3 N˚7, Caribbean Architectural Records, Santo Domingo, mayo 1998. used mechanical parts to symbolize progress and freedom of expres- sion, resulting in the most dynamic lighthouse forms. The rotational motion integrated into Melnikov’s scheme, for example, occurred in dif- ferent time cycles along the vertical dimension. With this, he relied on time and place to illustrate the never-ending progress that the Western Hemisphere represented for the Russian provocateur. The red and blue rotating fi ns captured the perpetual dance between North and South America, while two balanced conical structures symbolized the New World and the Old World. While many of the non-Latin American and U.S. entries were successful in abstracting the Western Hemisphere’s future and past, the Latin American entries were most successful in intel- ligently introducing pre-Columbian references. In Carvalho’s scheme, pre-Columbian motifs were used to bring historical specifi city to central components of his design. Likewise, Obregón Santacilia’s proposed indig- enous historical narrative was extensive and informed. One can contrast this with Gleave’s approach, which refl ected great naiveté. In fact, when the monument was fi nally built in 1992, the consulting architect, Teófi lo Carbonell, completely eliminated Gleave’s pre-Columbian wall motifs. Gleave’s scheme resembled a Hollywood set design, with sombrero tout- ing scale fi gurines added to his fi nal model. It is widely felt that he won fi rst prize because his scheme resonated with Wright’s own Pan-Ameri- can-Californian dreams. In 1992, it was hoped that the monumental lighthouse would catch the eye of an international audience and fi nally bring Santo Domingo the tourism for which it so yearned. One of the main spectacles of the lighthouse was the enormous illuminated cruciform projected onto the sky, a feature that caused regular power outages in a city with an already stressed economy. In the end, this and other controversies drew most of the attention. More criticism arose with the erection of a wall meant to hide nearby poverty-stricken neighborhoods christened the Wall of Shame by the press. Furthermore, the United States did not send a representative to the inauguration; protests from Native-American communities had brought another layer of controversy to the celebra- tion of the New World’s discovery. It may be seen as a curious observa- tion that though Pan-American architectural activity has been centered in the United States, Latin American participation has always occurred, a case clearly made with the history of the Organization of American States. One should note, as well, how many of the projects mentioned here were linked to the efforts of numerous U.S. cities claiming the title of Gateway of the Americas, a title that until recently few Latin American cities ever attempted to claim. This attests to the fact that Pan-American architecture has largely been a uni-directional enterprise. The Columbus Lighthouse thus remains an important icon from this period, when the U.S. assertively tried to shape the Pan-American movement, and it can certainly be called one of the most ambitious, though nearly always over- looked, icons of American history. Bibliography Irigoyen, Adriana. “Frank Lloyd Wright in Brazil”. The Journal of Architecture Vol. 5 N˚2, Royal Institute of British Architects, London, summer 2000. / Pan–American Union, Program and rules of the second competition for the selection of an architect for the monumental lighthouse, which the nations of the world will erect in the Dominican Republic to the memory of Christopher Columbus; together with the report of the International jury... Prepared by Albert Kelsey. Pan–American Union, 1930. / Roorda, Eric Paul. “The cult of the airplane among U.S. military men and dominicans during the U.S. occu- pation and the Trujillo regime”. In Gilbert, M. Joseph, et al. (eds.). Close encounters of empire: writing the cultural history of U.S.–Latin American relations. Duke University Press, Durham, 1998. / Waldheim, Charles and Santos–Munné, Marilí. “Land- scape as a monument: J.L. Gleave and the Columbus Lighthouse Competition”. Archivos de Arquitectura Antillana Vol. 3 N˚7, Caribbean Architectural Records, Santo Domingo, May 1998. 67Lecturas Readings 87 libertad de expresión, dando como resultado los faros más dinámicos. El movi- miento rotacional integrado del proyecto de Melnikov por ejemplo, ocurría en ciclos de tiempo diferentes a través de la dimensión vertical. Con esto, dependía del tiempo y del lugar para ilustrar el progreso sin fi n que el hemisferio occi- dental representaba para el ruso provocador. Las aletas giratorias rojas y azules simbolizaban el baile perpetuo entre Norte y Sudamérica, mientras que dos estructuras cónicas y balanceadas simbolizaban al Nuevo y Viejo Mundo. Si bien, muchas de las propuestas recibidas de fuera de América Latina y Estados Unidos fueron exitosas en abstraer el futuro y el pasado del hemisferio occidental, las postulaciones latinoamericanas fueron más exitosas en introducir de manera inteligente las referencias precolombinas. En el proyecto de Carvalho, los moti- vos precolombinos fueron utilizados para aportar especifi cidad histórica a los componentes centrales de su proyecto. De igual manera, la narrativa histórica indígena propuesta por Obregón Santacilia fue extensa y bien informada. Se puede contrastar esto con la aproximación de Gleave, la cual refl eja una gran ingenuidad. De hecho, cuando el monumento fue fi nalmente cons- truido en 1992, el arquitecto consultor Teófi lo Carbonell eliminó por com- pleto los motivos murales precolombinos de Gleave. El esquema de Gleave se asemejaba a un escenario de Hollywood, con fi guras a escala y con som- brero que fueron agregadas a su maqueta fi nal. Es ampliamente reconocido que ganó el primer lugar porque su iniciativa se asimilaba con los propios sueños panamericanos californianos de Wright. En 1992, se esperaba que este faro de proporciones monumentales llamara la atención del público internacional y que fi nalmente atrajera el tan anhelado turismo a Santo Domingo. Uno de los espectáculos principales del faro fue su enorme crucifi jo iluminado, el cual se proyectaba al cielo. Este factor causaba frecuentes cortes de luz en una ciudad que ya se caracterizaba por una econo- mía tensa. Esa y otras controversias fueron las que más llamaron la atención. También surgieron críticas a raíz de la construcción de un muro que buscaba ocultar los barrios pobres aledaños. Dicho muro se bautizó como El muro de la ver- güenza por la prensa. Asimismo, Estados Unidos no envió a ningún representante güenza por la prensa. Asimismo, Estados Unidos no envió a ningún representante güenza a la inauguración y surgieron protestas por parte de las comunidades nativas americanas, que contribuyeron con otro elemento nuevo a la controversia de la celebración del descubrimiento del Nuevo Mundo. Puede resultar curioso que la descubrimiento del Nuevo Mundo. Puede resultar curioso que la descubrimiento actividad arquitectónica panamericana haya sido enfocada en Estados Unidos, de todos modos la participación latinoamericana ha existido siempre, paralela- mente a la historia de la Organización de Estados Americanos. También debe tomarse en cuenta el hecho que un gran número de los proyectos mencionados aquí fueron vinculados a diversos esfuerzos por parte de ciudades de Estados Unidos que clamaban el título de Puerta de Entrada de las Américas; un título que hasta hace poco escasas ciudades latinoamericanas jamás habían buscado recla- mar. Esto enfatiza el hecho que la arquitectura panamericana ha sido principal- mente una empresa unidireccional. El Faro de Colón permanece entonces como un ícono importante de su época, cuando Estados Unidos intentó de manera asertiva moldear el movimiento panamericano. Puede sin duda alguna conside- rarse como uno de los íconos más ambiciosos, aunque casi siempre ignorado, de la historia americana. Bibliografía Irigoyen, Adriana. “Frank Lloyd Wright in Brazil”. The Journal of Architecture Vol. 5 The Journal of Architecture Vol. 5 The Journal of Architecture N˚2, Royal Institute of British Architects, Londres, verano 2000. / Pan–American Union, Program and rules of the second competition for the selection of an architect for the monumental lighthouse, which the nations of the world will erect in the Dominican Republic to the memory of Christopher Columbus; together with the report of the International jury... Prepared by Albert Kelsey. Pan–American Union, 1930. / Roorda, Eric Paul. “The cult of the airplane among U.S. military men and dominicans during the U.S. occu- pation and the Trujillo regime”. En Gilbert, M. Joseph, et al. (eds.). Close encounters of empire: writing the cultural history of U.S.–Latin American relations. Duke University Press, Durham, 1998. / Waldheim, Charles y Santos–Munné, Marilí. “Landscape as a monument: J.L. Gleave and the Columbus Lighthouse Competition”. Archi- vos de Arquitectura Antillana Vol. 3 N˚7, Caribbean Architectural Records, Santo vos de Arquitectura Antillana Vol. 3 N˚7, Caribbean Architectural Records, Santo vos de Arquitectura Antillana Domingo, mayo 1998. used mechanical parts to symbolize progress and freedom of expres- sion, resulting in the most dynamic lighthouse forms. The rotational motion integrated into Melnikov’s scheme, for example, occurred in dif- ferent time cycles along the vertical dimension. With this, he relied on time and place to illustrate the never-ending progress that the Western Hemisphere represented for the Russian provocateur. The red and blue rotating fi ns captured the perpetual dance between North and South America, while two balanced conical structures symbolized the New World and the Old World. While many of the non-Latin American and U.S. entries were successful in abstracting the Western Hemisphere’s future and past, the Latin American entries were most successful in intel- ligently introducing pre-Columbian references. In Carvalho’s scheme, pre-Columbian motifs were used to bring historical specifi city to central components of his design. Likewise, Obregón Santacilia’s proposed indig- enous historical narrative was extensive and informed. One can contrast this with Gleave’s approach, which refl ected great naiveté. In fact, when the monument was fi nally built in 1992, the consulting architect, Teófi lo Carbonell, completely eliminated Gleave’s pre-Columbian wall motifs. Gleave’s scheme resembled a Hollywood set design, with sombrero tout- ing scale fi gurines added to his fi nal model. It is widely felt that he won fi rst prize because his scheme resonated with Wright’s own Pan-Ameri- can-Californian dreams. In 1992, it was hoped that the monumental lighthouse would catch the eye of an international audience and fi nally bring Santo Domingo the tourism for which it so yearned. One of the main spectacles of the lighthouse was the enormous illuminated cruciform projected onto the sky, a feature that caused regular power outages in a city with an already stressed economy. In the end, this and other controversies drew most of the attention. More criticism arose with the erection of a wall meant to hide nearby poverty-stricken neighborhoods christened the Wall of Shame by the press. Furthermore, the United States did not send a representative to the inauguration; protests from Native-American communities had brought another layer of controversy to the celebra- tion of the New World’s discovery. It may be seen as a curious observa- tion that though Pan-American architectural activity has been centered in the United States, Latin American participation has always occurred, a case clearly made with the history of the Organization of American States. One should note, as well, how many of the projects mentioned here were linked to the efforts of numerous U.S. cities claiming the title of Gateway of the Americas, a title that until recently few Latin American cities ever attempted to claim. This attests to the fact that Pan-American architecture has largely been a uni-directional enterprise. The Columbus Lighthouse thus remains an important icon from this period, when the U.S. assertively tried to shape the Pan-American movement, and it can certainly be called one of the most ambitious, though nearly always over- looked, icons of American history. Bibliography Irigoyen, Adriana. “Frank Lloyd Wright in Brazil”. The Journal of Architecture Vol. 5 The Journal of Architecture Vol. 5 The Journal of Architecture N˚2, Royal Institute of British Architects, London, summer 2000. / Pan–American Union, Program and rules of the second competition for the selection of an architect for the monumental lighthouse, which the nations of the world will erect in the Dominican Republic to the memory of Christopher Columbus; together with the report of the International jury... Prepared by Albert Kelsey. Pan–American Union, 1930. / Roorda, Eric Paul. “The cult of the airplane among U.S. military men and dominicans during the U.S. occu- pation and the Trujillo regime”. In Gilbert, M. Joseph, et al. (eds.). Close encounters of empire: writing the cultural history of U.S.–Latin American relations. Duke University Press, Durham, 1998. / Waldheim, Charles and Santos–Munné, Marilí. “Land- scape as a monument: J.L. Gleave and the Columbus Lighthouse Competition”. Archivos de Arquitectura Antillana Vol. 3 N˚7, Caribbean Architectural Records, Santo Archivos de Arquitectura Antillana Vol. 3 N˚7, Caribbean Architectural Records, Santo Archivos de Arquitectura Antillana Domingo, May 1998. 67Lecturas Readings 87